Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son aquellas que, como su nombre lo indica, se contraen por contacto sexual. Los microorganismos que las ocasionan (pueden ser virus, bacterias u hongos) pasan de una persona a otra a través del contacto con sangre, semen, flujo vaginal y otros fluidos corporales.
En casos reducidos, el contagio se da por vías no sexuales; por ejemplo, de madre a hijo en el embarazo o en el parto. También se puede desarrollar por el contacto con los agentes infecciosos a través de transfusiones de sangre o uso de agujas compartidas. ¿Sabes cómo prevenirlas? Te lo contamos.
Tipos de enfermedades de transmisión sexual
Es importante saber que la severidad con que se presentan varía en función del tipo de infección y la etapa de detección. Por eso, es necesario informarse al respecto y conocer las medidas de seguridad para evitarlas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay más de 30 bacterias, virus y parásitos que se transmiten a través del contacto sexual (incluidos el sexo vaginal, anal y oral). De esos, 8 están relacionados con las enfermedades de transmisión sexual. Las más conocidas y temidas son las siguientes:
Clamidia.
Herpes genital.
Gonorrea.
VIH/SIDA.
Sífilis.
Tricomoniasis.
Virus del papiloma humano (VPH).
Hepatitis C.
Síntomas de las enfermedades de transmisión sexual
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden transcurrir de manera asintomática hasta que presentan algún tipo de complicación. Por esto, en muchas ocasiones pasan desapercibidas y se propagan con mucha facilidad cuando no se toman medidas para su prevención.
Los síntomas que pueden indicar una infección de este tipo pueden variar en cada persona, dependiendo de la resistencia de su sistema inmunitario y del tipo de microorganismo que ataca. De acuerdo a una publicación de La Clínica Mayo, algunos signos de estos problemas son:
Ampollas o llagas en la zona genital o bucal.
Dolor y ardor al orinar.
Secreciones vaginales y del pene.
Malos olores en la zona íntima.
Sangrados vaginales inusuales.
Dolor al mantener relaciones sexuales.
Inflamación y dolor de los ganglios linfáticos, particularmente de la ingle.
Fiebre y escalofríos.
Dolor en la parte baja del abdomen.
Erupciones cutáneas.
Factores de riesgo
Todas las personas cuya vida sexual es activa tienen riesgo de sufrir cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual. No obstante, la publicación antes mencionada señala que hay algunos factores de riesgo que pueden elevar las probabilidades de contraerlas:
Tener relaciones sexuales sin protección.
Cualquier persona forzada a tener una relación sexual o actividad sexual.
Haber tenido alguna ETS.
Compartir agujas.
Estar desinformado sobre las ETS.
Abusar del alcohol y las drogas (porque predisponen a comportamientos riesgosos).
Tener relaciones sexuales con varias parejas.
Consejos para prevenir enfermedades de transmisión sexual
La única forma de prevenir las enfermedades de transmisión sexual es la abstinencia. Sin embargo, como esta no suele ser una opción para muchos, hay algunas medidas importantes que pueden ayudar a disminuir el riesgo de manera considerable. A continuación las repasamos en detalle.
1. Utilizar métodos preventivos de barrera
Una de las formas más efectivas de prevenir e
nfermedades de transmisión sexual es el uso adecuado de preservativos de látex y protectores bucales. Estos populares ‘métodos de barrera’ evitan el contagio, tanto en el sexo oral como en las relaciones vaginales y anales.
Vale la pena mencionar que no se recomienda el uso de preservativos fabricados con membranas naturales, ya que no son tan eficaces en la prevención de estas infecciones. Asimismo, es mejor evitar los lubricantes a base de aceite, como la vaselina.
2. Limitar el número de parejas sexuales
Tener conductas sexuales saludables es otra forma de minimizar el riesgo de contraer estas enfermedades. Por eso, la recomendación general es tener una relación monógama de forma mutua a largo plazo. Cuantas más parejas sexuales haya, mayor es el riesgo.
3. Solicitar pruebas de ETS
Las pruebas de detección de ETS regulares son una medida que muy pocos tienen en cuenta. Aunque parece irrelevante cuando el estado de salud es normal, en realidad es muy importante solicitarlas cada cierto tiempo.
Esto, debido a que muchas ETS no se manifiestan con síntomas contundentes y se pueden pasar por alto hasta que se agravan.
¿Qué más puedes hacer para prevenir las ETS?
Además de lo que mencionamos antes, hay otras recomendaciones que pueden disminuir las probabilidades de estas infecciones. Si bien algunas ya son obvias, es primordial mencionarlas para estar seguros de tenerlas en cuenta.
Evitar el uso compartido de artículos personales, como ropa íntima, juguetes sexuales, toallas, etcétera.
Abstenerse de tener sexo bajo los efectos del alcohol o las drogas.
Ser honestos con la pareja sobre el estado de salud.
Vacunarse contra el VPH y la hepatitis.
No tener relaciones sexuales si hay llagas visibles en la boca o área genital.
Para concluir, recuerda que las ETS no aparecen por arte de magia y pueden afectar a cualquier persona. Por lo tanto, es fundamental aplicar todas estas medidas preventivas y estar atentos ante cualquier sintomatología. Cuanto más rápido se detecten, mejor pronóstico tiene su tratamiento.