La sobreexplotación y la caza indiscriminada en la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, pone en riesgo a la especie de la iguana negra, o guchachi, como se le conoce en lengua zapoteca.
Aunque es durante la Semana Santa cuando más se consume esta especie en la cultura zapoteca, durante todo el año su ingesta y caza no para, ya que el guiso de este reptil es uno de los platillos típicos de Juchitán, Oaxaca.
El Centro de Educación Ambiental Julio Bustillo Cacho, en esta ciudad, ha hecho esfuerzos para preservar la especie endémica que está en peligro y que ha sido catalogado como protegida por la NOM-059-Semarnat-2001.
“La especie negra realmente era la que más se consumían. Nuestros ancestros zapotecas no pensaron que a la larga esto iba a ocasionar la extinción de las iguanas”, dijo Eduardo Noriega, responsable del Centro de Educación Ambiental Julio Bustillo Cacho.
Esta institución lleva más de 15 años con la producción de iguanas en cautiverio, proyecto que comenzó Sócrates Castillo y al que le dieron continuidad Juan Celis Alarzón y el biólogo Eduardo Martínez Noriega. “Las exhortamos, a las personas del mercado, a las señoras que se dedican a esta labor, a venir. Nosotros les podemos dar una orientación y que hagan sus propios criaderos.
Eso ayudaría mucho, primero a que la especie no se acabe y después de que la venta de la carne de iguana sea un poquito más barata”, señaló Noriega.
Al año calculaba una producción de 300 a 500 iguanas que eran liberadas en diversos espacios abiertos en el Istmo de Tehuantepec, pero este será el primer año que el iguanario no cuenta con ejemplares, y se tendrá que esperar hasta el próximo ciclo de reproducción.
Gonzalo Bustillo Cacho, presidente del Foro Ecológico Juchiteco Asociación Civil, indicó que se interrumpió la producción, debido a que en 2021, desconocidos ingresaron al iguanario y robaron casi 50 ejemplares que iban a desovar.