México y Estados Unidos forman un matrimonio desde hace 200 años que difícilmente se romperá, pero que año con año debe renovarse y que en esta ocasión amerita la celebración, consideró Erika Pani, investigadora del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México.
En entrevista con Excélsior, reconoció, sin embargo, que el festejo de este lunes 12 de diciembre debe ser en un sentido crítico, a partir del cual se refuerce el trabajo en los ámbitos que preocupan de los dos lados de la frontera y se mantenga el ritmo en los temas en los que existe coincidencia.
“Somos vecinos, si nuestro matrimonio es un matrimonio mal convenido no hay manera de separarnos, es una relación de enorme complejidad que ha tenido una serie de momentos históricos que han llevado de un enfrentamiento abierto a mediados del siglo XIX en el que Estados Unidos derrota a México y se lleva la mitad del territorio, a otros desafíos”, expresó.
“Estamos casados y no nos podemos divorciar, la relación se va a ir construyendo y va a seguir así. Ambos países están conscientes y cuando digo los dos países me refiero a la diplomacia que está consciente de la importancia para ambos y eso va a limar asperezas a la hora de sentarse a la mesa para discutir temas que dividen”.
La creciente integración económica ha sido una de los grandes activos de la relación bilateral en estos dos siglos, que se demuestra con la construcción de mecanismos como el TLCAN, ahora el TMEC, que pusieron de relevancia fuera de la política inmediata, de las urgencias y de solo los contactos Ciudad de México y Washington, el alto nivel de colaboración en sectores como el empresarial, cadenas productivas, la academia, la frontera y sus respectivas sociedades, apuntó la doctora Pani.
“Es un cambio de visión importante (el TLCAN), pero yo diría que se inscribe más en la continuidad que Estados Unidos es el centro de ese arreglo económico y lo que sí hace es institucionalizar la relación y proveerla de ciertos espacios para la solución de disputas. Yo creo que eso es novedoso e interesante.
“Yo creo que tiene que celebrarse la relación, es una de las fronteras modernas más estables del mundo, más cruzadas, que reúne a dos sociedades profundamente desiguales y que, sin embargo, se ha sabido manejar de manera inteligente y productiva”, subrayó.