El proceso de consulta de revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, convocado y defendido por él mismo, entra este domingo en su recta final en medio de enormes polémicas y críticas a la autoridad electoral por su limitada promoción del ejercicio que es impulsado con entusiasmo por el partido oficialista, Morena.

La revocación de mandato del próximo 10 de abril, incluida en la Constitución en una reforma de hace dos años, es una de las principales propuestas del presidente López Obrador como un ejercicio de democracia popular, pero duramente criticada por la oposición por utilizarla como un intento de “ratificación” y no una revocación de mandato.

Tanto la oposición como los especialistas mexicanos consideran que López Obrador propuso la revocación de mandato para estar en campaña permanente y así seguir movilizando a sus bases.

El Instituto Nacional Electoral (INE) se encuentra en la encrucijada de tener que organizar una consulta inédita con un presupuesto recortado precisamente por Morena, con un plan de austeridad propuesto por López Obrador y con la negativa de la Secretaría de Hacienda de otorgar más recursos.

“Existen una serie de condiciones que hacen que en vez de ser un ejercicio ciudadano en realidad se vuelva un ejercicio completamente del Estado por el desvío de recursos tanto del Gobierno federal como del propio partido (de López Obrador)”, dijo a Efe el politólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Víctor Manuel Alarcón.

“La ley no ha tenido un adecuado desempeño en materia de fiscalización de los recursos (…) además del uso de recursos por personas que se dicen activistas”, añadió.

PARTICIPACIÓN DIRECTA

Alarcón, también experto en procesos políticos, señaló que es posible que esos “elementos se mantengan hasta el 10 de abril con una operación, seguramente inédita, desde el punto de vista de la movilización para medir la participación ciudadana”.

“El instrumento no debería estar ajeno a las prácticas democráticas, pero lamentablemente ni en términos pedagógicos, ni operativos, estamos teniendo una entrada adecuada a este proceso porque el Gobierno federal está echando a andar toda su maquinaria”, expuso el doctor en Comunicación Social.

La consulta, derivada de la Ley Federal de Revocación de Mandato, es un ejercicio de participación directa y para López Obrador “es un ejercicio democrático” porque sin el apoyo de los ciudadanos, y sin un buen desempeño, un presidente no puede seguir en el cargo.

“La consulta o proceso de revocación de mandato es un avance importante para que el ciudadano califique y decida si el gobernante lo está haciendo bien o no”, aseguró el presidente, quien ha insistido en que aunque el resultado de la consulta de revocación de mandato no sea vinculante dejará la presidencia si el resultado es contrario a su continuidad.

“Yo estoy planteando además, y es mi compromiso, la convicción de que aunque no se llegue al 40 % si pierdo, me voy”, dijo López Obrador, quien ha acusado al INE de no querer hacer promoción de la consulta, calificada por el organismo como un “inédito ejercicio de democracia participativa”.