Hacer un trámite en el SAT (Servicio de Administración Tributaria) es prácticamente imposible. Cualquier trámite, de cualquier forma y en cualquier modalidad. Si uno quiere ir a las oficinas, primero tiene que lidiar con la falta de citas por la simple y sencilla razón de que nunca hay citas. El portal, aparentemente diseñado para no generar ningún tipo de problema, es más bien impráctico y propenso a los enredos. Pero al final da lo mismo: no hay más remedio que aceptar la fila virtual.
En estos días, la ineficacia del SAT para expedir citas y atender trámites ha vuelto a la conversación con las gigantescas filas que se han agolpado en las oficinas de la dependencia para obtener la Constancia de Situación Fiscal, requisito solicitado a los empleados de empresas para recibir sus nóminas. Aunque se brindó la facilidad de que los interesados asistieran sin cita previa, las sucursales no se dieron abasto: según recogieron diversos medios, las personas pasaban hasta cinco horas formadas, algunas esperando desde las 5 de la mañana, y todo para un trámite que dura diez minutos.
Para este y otros trámites, hay testimonios de personas que soportan meses eternos en la fila virtual hasta que, por fin, el sistema tiene la bondad de dirigirlos a algún centro de atención. También resulta preciso decir que la mayoría de las veces la combinación es mortal: gente que requiere un trámite urgente y un sistema de citas que no tiene o las otorga mucho tiempo después.
Por otra parte, la opción que supuestamente puede resolver todos los problemas, la app SAT ID, casi siempre tiene alguna disfuncionalidad. Hay que tenerle mucha paciencia y rezar para que los servidores no se caigan. Generalmente, hay que hacer no menos de diez intentos para tener suerte con cualquier trámite que se realice. No importa si es algo tan simple como solicitar la Constancia de Situación Fiscal o un cambio de contraseña.
Y si por bendición del cielo se consigue que la solicitud sea aprobada, después hay que esperar un período de cinco días para recibir, por ejemplo, la constancia. Pero en los hechos, el correo no llega en ese lapso de tiempo y hay que tener paciencia, reintentarlo, o de plano llamar a las oficinas para encontrar alguna solución. Dicho sea de paso, en muchas ocasiones las experiencias de usuarios de redes sociales son más útiles que la propia asesoría oficial que se consigue vía atención telefónica.
Porque, al parecer, todo lo que tenga que ver con el SAT solo tiene soluciones por fuera. En diversos grupos de Facebook y cuentas de Twitter se ofrecen diferentes servicios. Y no de a gratis, desde luego. Por poner un ejemplo, en el grupo “Trámites del SAT” (que cuenta con más de 36 mil integrantes) no solo se pueden obtener citas, sino también contraseñas y la dichosa Constancia de Situación Fiscal. Los precios suelen variar y van desde los 200 pesos hasta los 800, dependiendo del trámite a realizar y del vendedor.
Por supuesto, como sería esperable en este tipo de mercados, las quejas de estafas no se hacen esperar. Tanto de aquellos usuarios que hacen un pago y no reciben el servicio solicitado, como de aquellos vendedores que solo cobran hasta que el trámite en cuestión ha sido completado y finalmente son ignorados por sus clientes cuando ya han hecho lo que les fue pedido. Aunque ciertamente también abundan personas que de buena fe y profesionistas que asesoran a todos aquellos que tienen alguna duda.
El mercado negro, como se puede concluir, ni siquiera está soterrado. Es más bien público y visible y, casi siempre, representa la solución más rápida para las personas que necesitan un trámite. Para muchas personas, es mejor desembolsar dinero por algo que debería ser gratis en vez de lidiar con el martirio que el SAT se esfuerza en endilgarle a sus contribuyentes.
Por cierto, no hay nada más absurdo en México que el SAT pida una Constancia de Situación Fiscal que será expedida…por el mismo SAT. Todo indica que se trata de que los mexicanos paguen por algo, aunque sea por sus pecados.