El tipo de cambio del peso frente al dólar quedó ayer por la tarde en 20.05 pesos por dólar en un día de gran turbulencia financiera, que condujo a la peor caída de las bolsas de valores en diversos países desde 2020.
Pese a lo ocurrido en los mercados accionarios, nuestro peso está apenas 2 por ciento por arriba del nivel con el que cerró en 2018, cuando llegó a 19.65 pesos.
Hay quien se sorprende de la fortaleza de nuestra moneda considerando que el desempeño de la economía no ha sido bueno.
En los primeros tres años de este gobierno, el PIB decreció en 4 por ciento mientras que la inflación se encuentra hoy en los niveles más elevados de los últimos 21 años.
Peor aún, los inversionistas foráneos han retirado recursos de los bonos públicos. Apenas ayer, Gabriela Siller, economista de Banco Base, reportaba que la tenencia de bonos gubernamentales en manos de no residentes estaba el 5 de mayo pasado en 1.59 billones de pesos, lo que significa el menor nivel desde febrero de 2013.
No obstante, han existido otros flujos de recursos que han compensado la salida de fondos de las inversiones financieras.
Uno de los indicadores que resume el comportamiento de los diversos flujos, tanto de entrada como de salida, en la cuenta corriente y en la de capitales, es la evolución de las reservas internacionales del Banco de México.
El reporte del 13 de mayo indica que hay 198 mil 724 millones de dólares en las reservas.
La cifra es ligeramente inferior a los 202 mil 379 millones con los que cerró el año pasado, un descenso de 3 mil 655 millones de dólares, o si lo quiere ver en términos porcentuales, de 1.8 por ciento.
Sin embargo, si comparamos el actual nivel de reservas con el que se tenía en diciembre de 2018, y que era de 174 mil 609 millones de dólares, lo que observamos es un aumento de 24 mil 115 millones de dólares, es decir, 13.8 por ciento.
Al explorar las perspectivas económicas, una de las preguntas usuales es cómo se ve el tipo de cambio en el futuro.
Hay que señalar, desde luego, que la paridad del peso frente al dólar va a seguir fluctuando según las condiciones de los mercados internacionales.
Pero, aun si la economía mexicana crece poco, en caso de que las decisiones del Banco de México estén acompasadas con las de la Reserva Federal, es probable que en medio de esas fluctuaciones tengamos un peso sólido.
Un indicador que es interesante observar es el comparativo de la depreciación o apreciación del peso y el diferencial del crecimiento de precios entre Estados Unidos y México.
Aunque hoy la inflación de Estados Unidos es superior a la de México, si consideramos el lapso de fin de 2018 a la fecha, observamos que en México la inflación fue de 17.3 por ciento mientras que en Estados Unidos fue de 15.1 por ciento.
Esto significa que hay un diferencial de precios cercano a 2 por ciento en contra de México.
De modo que en realidad tenemos hoy una paridad ‘real’ cuyo nivel es igual a la del comienzo del sexenio.
Este comportamiento es un factor que amortigua un poco el efecto de la inflación.
Pero, sería ilusorio pensar que estamos vacunados del todo ante riesgos derivados del exterior.
Estamos en una etapa incierta de la economía y de los mercados internacionales y no hay manera de asegurar que nuestra moneda quede exenta de riesgos.
Pero, hasta ahora, la paridad cambiaria no ha sido un factor de inestabilidad en la economía mexicana.