Aunque la crisis hídrica de ocho años consecutivos en Tamaulipas ha sido aliviada por la temporada de ciclones y huracanes de 2024, la contaminación del agua sigue siendo un problema grave. Según la última evaluación de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el 73% de los recursos hídricos del Estado están contaminados.
De los 82 puntos de aguas superficiales analizados, 60 presentaron niveles de contaminación significativos, clasificándose como “contaminada” y “fuertemente contaminada”. Este 73% incluye ríos, presas, arroyos y lagunas con altas concentraciones de bacterias y materiales tóxicos, lo que representa un peligro para el uso y consumo humano.
Los cuerpos de agua más contaminados incluyen la Laguna Madre Norte de San Fernando, los ríos Tamesí y Pánuco en la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira, el río Soto La Marina en Aldama y Jiménez, la Presa Vicente Guerrero en Padilla, el río Bravo en Reynosa, Río Bravo y Nuevo Laredo, y el río San Juan en Miguel Alemán.
CONAGUA ha detectado en estas aguas bacterias como Escherichia coli, enterococos fecales, Vibrio fischeri y sólidos suspendidos, todos con potencial de causar serios problemas de salud.
En el “Semáforo de Calidad por Municipio y Cuerpo de Agua”, sólo 22 cuerpos de agua aprobaron con buenos niveles de calidad. En contraste, varios otros muestran contaminación moderada, como el río San Fernando Uno, la Laguna Las Marismas, la Laguna de San Andrés, el río Barberena, el río Tigre, y la Laguna Morales. Los cuerpos de agua que aprobaron se encuentran en Ciudad Madero, San Fernando, Altamira, Aldama, Soto La Marina y Camargo.
Tras las precipitaciones extremas, los niveles de las presas en el Estado aumentaron del 10.7% al 39.3%, lo que permitió una recuperación parcial de los cuerpos de agua. Sin embargo, la persistente contaminación sigue siendo un desafío crítico para la salud y la seguridad de los residentes de Tamaulipas.