La producción agrícola en el Valle de San Fernando enfrenta una severa crisis.

Según la diputada local Marina Ramírez Andrade, del Partido Acción Nacional (PAN), más de 200 mil hectáreas de sorgo y maíz han dejado de sembrarse en los últimos dos años debido a altos costos de producción, falta de apoyos federales e inseguridad.

“Hay lugares que no se sembraron ni se sembrarán por el tema de la inseguridad; esa es una realidad que afecta mucho al campo”, afirmó la legisladora.

Los agricultores enfrentan dificultades para cubrir los costos operativos, ya que los ingresos de los últimos tres ciclos agrícolas han sido insuficientes. Además, los productores no pueden competir con los agricultores de Estados Unidos, quienes operan con combustibles e insumos más baratos, según señaló Ramírez Andrade.

La diputada también denunció la falta de acceso a créditos bancarios y programas de apoyo por parte del Gobierno Federal, situación que obliga a los campesinos a reducir significativamente la superficie sembrada, afectando principalmente al sorgo, uno de los cultivos clave en Tamaulipas.