En medio del dolor que implica perder a un ser querido, muchas familias tamaulipecas enfrentan además un obstáculo silencioso pero contundente: no tener cómo pagar un funeral. Para atender esta necesidad, el Gobierno del Estado creó un programa de apoyo para gastos funerarios, dirigido a personas en situación vulnerable. Sin embargo, pese a contar con un fondo de 2.5 millones de pesos, la respuesta ha sido mínima.

Silvia Casas González, secretaria de Bienestar Social en Tamaulipas, confirmó que en lo que va del año apenas se han recibido solicitudes de no mas de seis municipios.

“Seguimos en espera de que nos lleguen las solicitudes, de que haya la demanda correspondiente. Ahí está el fondo disponible; de momento solo hemos recibido solicitudes como de cinco o seis municipios”, expresó.

El apoyo puede alcanzar hasta 8 mil pesos por evento para cubrir los costos esenciales de un sepelio modesto.

“Se determinó este monto porque hicimos un estudio; el Sistema Estatal DIF, que tiene velatorio, brinda todo este paquete —desde el traslado, la preparación, la sala de velación o, si lo prefieren, la cremación— por un costo aproximado de 7 mil 300 pesos”, explicó.

Aunque los recursos están listos para ser aplicados, pocas personas han recurrido a ellos. Casas González atribuyó la baja demanda a que el programa es relativamente nuevo.

“Como es un programa nuevo, a lo mejor nos falta hacer más difusión, pero lo haremos a través de las delegaciones y direcciones regionales”.

Para acceder el apoyo para gastos funerarios, las personas interesadas deben acudir a las delegaciones de Bienestar y cumplir con un trámite sencillo que consiste en elaborar una solicitud, llenar una cédula socioeconómica, presentar el acta de defunción y un documento que acredite el parentesco con la persona fallecida. Una vez entregada la documentación, el recurso se transfiere directamente al beneficiario y sin intermediarios.

Este programa fue diseñado con el propósito de evitar que, en momentos de duelo, las familias tengan que endeudarse o vender sus bienes para cubrir los gastos de un funeral. Aunque se trata de un apoyo a fondo perdido —es decir, el beneficiario no está obligado a devolver el dinero—, los recursos asignados aún permanecen prácticamente intactos.