El cambio climático ya dejó de ser una predicción a futuro y se ha convertido en una realidad tangible para Tamaulipas, donde las temperaturas más elevadas, lluvias torrenciales e inviernos cada vez más cortos son algunos de los efectos que ya se están viviendo, reconoció Ricardo Humberto Calderón Zúñiga, director de Políticas para el Cambio Climático de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente.
“Ya nos rebasó el cambio climático”, admitió el funcionario, al explicar que para que un fenómeno se considere parte del cambio climático debe mantenerse durante más de 30 años.
En ese sentido, aseguró que el aumento sostenido de temperaturas y el nivel del mar ya cumplen con esos criterios.
Aunque se suelen confundir los cambios del clima con alteraciones del tiempo, Calderón Zúñiga aclaró que eventos como sequías de cinco a ocho años o variaciones bruscas de temperatura entre el día y la noche no califican por sí solos como cambio climático, pero sí son parte de una tendencia más amplia.
En Tamaulipas, añadió, se han registrado alteraciones claras en las estaciones; Las noches ya no enfrían lo suficiente, lo que provoca que los pavimentos y estructuras no se refresquen, incrementando la sensación térmica durante el día.
Además, fenómenos como lluvias atípicas y tormentas intensas están afectando el equilibrio hídrico de la región.
Comentó, que en respuesta, el estado trabaja en una serie de acciones alineadas con la agenda 2030, enfocadas en mitigar los efectos y adaptarse a los cambios esperados.
Entre ellas, destacó la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y medidas para disminuir la vulnerabilidad en sectores productivos.
“Sabemos que las afectaciones seguirán y la temperatura seguirá aumentando uno o dos grados centígrados. Por eso, estamos preparando líneas de acción para adaptarnos”, señaló Calderón.
El funcionario anunció que próximamente se publicará un documento oficial con estrategias estatales de adaptación, enfocado en mejorar la resiliencia ante fenómenos extremos como las sequías y lluvias intensas.
Aunque en años recientes se ha registrado un aumento en las precipitaciones, no ha sido en la forma deseada: la lluvia llega de forma torrencial, sin permitir la adecuada captación ni recarga de mantos acuíferos.
Recordó que, tras años de sequía extrema que dejaron presas al 7% de su capacidad, fenómenos como el huracán “Alberto” ayudaron a recuperar niveles hasta el 60%. Sin embargo, las lluvias recientes asociadas a la tormenta “Barry” han tenido un menor impacto en captación, aunque con daños mayores debido a su intensidad.