Ni las boletas impresas, ni los llamados institucionales, ni el despliegue de logística bastaron. El domingo, en Tamaulipas, el silencio fue más contundente que el voto: el 85% de los ciudadanos decidió no participar en la elección judicial.

El Sistema de Cómputos del Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) reveló que, con apenas 382 actas computadas de un total de 2,466, la participación ciudadana se situó en un modesto 15.6%. Una cifra que, aunque supera por poco el promedio nacional del 13%, refleja el escaso eco que tuvo la convocatoria electoral.

Los datos no solo hablan de cifras, también dibujan perfiles: la mayoría de los pocos votantes fueron adultos mayores. Las juventudes, al igual que una gran parte de la población económicamente activa, prefirieron la distancia al compromiso democrático.

De los 11.6 millones de boletas impresas, cerca de 10 millones no tocaron una urna. Papel sellado, sin propósito, directo al desecho. La logística electoral se cumplió. Lo que falló fue el interés ciudadano.

La jornada, sin incidentes graves ni amenazas de seguridad, transcurrió en calma, pero cargada de vacío. El resultado más contundente no se mide en votos, sino en la ausencia masiva del electorado.

El IETAM precisó que el porcentaje final se conocerá al cierre oficial de los cómputos, pero el veredicto social ya quedó plasmado: Tamaulipas le dio la espalda a las urnas.