El refugio animal Santa Rosa de Lima, ubicado en el 2 Guerrero en la zona centro de Ciudad Victoria, recibió un importante donativo de 29 bultos de croquetas de 20 kilos cada uno, gracias al esfuerzo y compromiso de estudiantes, padres de familia y docentes de la Preparatoria Federalizada No. 1 “Ing. Marte R. Gómez”.
La presidenta del refugio, Mía Fressy, expresó la importancia que representa recibir una dotación de alimentos que impactara en la crianza de mascotas sin dueño o abandonados.
“Al que madruga Dios lo ayuda, pero conmigo siempre se pasa de ayuda porque me manda más bendiciones que batallas” expreso.
Mía Fressy, quien desde hace años dedica su vida al rescate y cuidado de animales en situación de calle, enfermos, abandonados o víctimas de maltrato dijo que actualmente se encuentran bajo su resguardo más de 100 perros, así como gatos, zarigüeyas y aves, que reciben atención médica, alimento y un espacio seguro mientras esperan la posibilidad de ser adoptados.
Este donativo es resultado de un “minicroquetón”, actividad que se ha convertido en una tradición semestral en la institución educativa, gracias al impulso del profesor Diego Galván.
“Gracias profe Diego Galván porque siempre está motivando y enseñando a sus alumnos a ser generosos y respetuosos con los animales. Gracias también a los alumnos que participan en estas actividades, a sus papás por cooperar y apoyar esta causa y a la Preparatoria Federalizada No. 1, porque cada semestre permite que se lleve a cabo esta actividad”, escribió Mía.
La labor del refugio es incansable pues siempre necesitarán croquetas. Ya que actualmente consumen 50 kilos de croquetas diarias.
“Y cada que bulto o más de croquetas llega con nosotros es motivo de alegría porque es comida segura para mis niños”, detalló Fressy, al referirse a los animales que rescata.
“Esos que vagaban en las calles llenos de sarna y garrapatas, los que nadie quería en su banqueta, los que atropellaron y el responsable se dio a la fuga, la que tenía cáncer de mama o piometra, la que llegó quemada de su piel porque le echaron aceite quemado, o esos cachorros que tiraron dentro de una bolsa, la mamá que no podía parir y estaba sufriendo… y así podría ir contando cada historia de mis niños, pero les juro nunca terminaríamos”.