El Partido del Trabajo (PT) en Tamaulipas atraviesa una profunda crisis interna provocada por la permanencia de Arsenio Ortega Lozano al frente de la dirigencia estatal, pese al descontento abierto de la militancia y a los cambios anunciados a nivel nacional.
Mientras el PT presume renovación en su cúpula nacional, en Tamaulipas todo sigue igual.
En la pasada elección local, el PT fue reducido a un partido de relleno, al ceder candidaturas clave a Morena y postular a perfiles sin competitividad. Militantes históricos señalan que el partido perdió identidad, estructura y presencia territorial, especialmente en municipios como Reynosa, Matamoros y Ciudad Victoria.
La inconformidad también apunta al manejo del financiamiento público. En 2024, el PT recibió 18 millones 35 mil pesos, de los cuales solo 4 millones se destinaron a campañas, mientras que el resto fue clasificado como gasto “ordinario”, sin que se refleje trabajo político ni fortalecimiento partidista.
El hartazgo explotó en febrero de 2025, cuando militantes de distintos municipios se manifestaron en Ciudad Victoria exigiendo una investigación interna.
Con pancartas de “Fuera los eternos líderes” y “Venden candidaturas”, denunciaron imposición de decisiones, abandono de las bases y posibles irregularidades.
Hoy, para muchos petistas, el problema no es externo: el PT en Tamaulipas está atrapado por su propia dirigencia.
Y mientras Arsenio Ortega Lozano siga al frente, advierten, el partido continuará estancado, debilitado y alejado de su militancia.
Aunque el regiomontano presume avances por la renovación nacional del partido, en Tamaulipas todo sigue igual: una dirigencia cerrada, cuestionada y cada vez más alejada de sus bases obreras.
Dentro de la estructura del PT , Arsenio Ortega Lozano aparece como comisionado nacional de este instituto político Tamaulipas.