En pleno corazón de la Sierra Madre, a pocos kilómetros de la capital, se localiza un lugar privilegiado y de una riqueza geológica única, donde se pueden apreciar formaciones rocosas de hasta 550 millones de años.
Hasta aquí, a la mina abierta de serpentina, en el ejido Vicente Guerrero, del municipio de Victoria, llegó el gobernador Américo Villarreal Anaya, acompañado por los directivos del Grupo Semper, empresa que realiza los estudios de exploración de materiales y minerales para uso industrial.
Luego de un recorrido cuesta arriba por un Exploran gobernador y geólogos ucranianos el cañón de los Troncones estrecho camino, cruzando el cauce del río en varias ocasiones, la comitiva integrada por funcionarios de gobierno, llegó al pie de una gigantesca roca, cuya edad geológica se estima de 500 a 550 millones de años, según el ingeniero geólogo Othón Báez Banda quien junto con el doctor Margid Rodríguez brindaron una amplia exposición a los presentes.
En su explicación, el experto en geología relató que esta zona es única, no solo en el país, sino en el mundo entero, pues solo en regiones de Australia, Sudáfrica y Tamaulipas se encuentran este tipo de formaciones.
Este punto, es una zona expuesta de lo que fue el fondo oceánico, con una profundidad de 40 kilómetros, lo que pone de manifiesto su riqueza y extraordinario valor histórico.
Unos pasos más adelante, el gobernador Américo Villarreal y sus invitados llegaron a una zona, donde las rocas tienen más de mil 250 millones de años.
El gobernador, quien no perdió detalle de la puntual explicación, llama de inmediato a emprender acciones, para proteger el legado histórico de esta región y evitar el saqueo de estas rocas milenarias.
A lo largo del camino de regreso, Américo Villarreal contempla otras formaciones rocosas y aprecia muestras de algunas piezas únicas encontradas en la región.
En un punto del camino, el gobernador baja del vehículo, dos hombres de sombrero y a caballo lo saludan y lo invitan a que siga visitando esta región.
“Aquí lo esperamos cuando guste, esta es su casa”, le dice don Camilo antes de estrechar su mano para despedirse.