Tras ocho horas inmersos en las frías aguas del Río Bravo, con temperaturas que oscilaban entre los 16 y 18 grados centígrados, más de un centenar de indocumentados lograron cruzar desde Matamoros, Tamaulipas, a territorio norteamericano en Texas.
En la recta final del año la crisis migratoria sigue tan viva como en meses anteriores con el cruce irregular de migrantes, quienes se lanzaron al río Bravo, logrando sortear el caudal, algunos nadando, otros a bordo de inflables y llegando a la ribera del río Grande.
En ese punto, su paso fue detenido por la alambrada de púas y la presencia de oficiales de diversas autoridades migratorias.
Ahí permanecieron, unos duraron hasta ocho horas en el agua, otros sentados sobre el bordo del río a la espera de que se les permitiera avanzar.
De la Asociación Civil Ayudándoles a Triunfar, Gladys Cañas, dijo que, “siempre en estas fechas les entra la nostalgia por estar tan lejos de su patria de su familia, de sus seres queridos a un lado, a que la cita de CBP no les es fácil para que salgan, entonces entra a la desesperación en ellos y empiezan a tomar malas decisiones, como las que vemos ahora, de cruzar el río, a pesar de que saben que hay un castigo, que hay una deportación, ya no están pensando en eso, ni siquiera en el peligro que corren al cruzar el río, donde pueden perder la vida”.
Mientras esperaban, militares de Estados Unidos de Norteamérica limpian la zona y descargan material para reforzar las barreras.
Caída la tarde, oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, conocida por sus siglas en inglés CBP, les dieron acceso a territorio estadounidense y les ayudaron a salir del río.
Son aproximadamente unos 5 mil migrantes que se encuentran varados en Matamoros y con el cierre de año se espera que se incrementen los cruces masivos.