El turismo en Estados Unidos enfrenta una desaceleración alarmante, con una proyección de caída del 5.1% en la llegada de visitantes para 2025. Según un informe de Tourism Economics, esta disminución representaría una pérdida económica del 10.9% en el gasto de turistas, contrastando con el crecimiento del 8.8% que se esperaba antes de los cambios en políticas comerciales y migratorias.
El endurecimiento de las relaciones internacionales y la retórica polarizante de la administración Trump han generado una percepción negativa del país en el extranjero.
Ciudades turísticas clave como Nueva York ya están sintiendo el impacto. Datos de NYC Tourism revelan una disminución en reservas hoteleras y de espectáculos, especialmente entre turistas canadienses, uno de los grupos más importantes.
La cancelación de eventos internacionales, como conferencias y competiciones deportivas, ha exacerbado la situación, afectando no solo a la industria del turismo, sino también a sectores como el hotelero y el de entretenimiento.
Aerolíneas como United Airlines han reportado una caída en la demanda de vuelos internacionales y domésticos, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en la industria de viajes. El fortalecimiento del dólar ha hecho que Estados Unidos sea un destino más costoso en comparación con otros países, desincentivando aún más el turismo.
Expertos advierten que la incertidumbre económica, incluyendo la posibilidad de una recesión y la inflación, ha frenado tanto el turismo internacional como el nacional.
De mantenerse esta tendencia, el sector turístico podría perder hasta 64 mil millones de dólares en 2025.
Además, la posible implementación de medidas migratorias más estrictas genera preocupación sobre el impacto en eventos internacionales de gran relevancia, como la Rider Cup (2025), el Mundial de Fútbol (2026) y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (2028). Estos eventos dependen en gran medida del flujo de visitantes extranjeros, y cualquier restricción adicional podría afectar su éxito.
La combinación de políticas comerciales restrictivas, un dólar fuerte y una percepción internacional negativa ha creado una tormenta perfecta para el turismo estadounidense.
Si no se toman medidas para revertir esta tendencia, el país podría enfrentar consecuencias económicas severas, no solo en el sector turístico, sino también en industrias relacionadas como la hotelera, restaurantera y de entretenimiento. El futuro del turismo en EE.UU. dependerá de cómo se aborden estos desafíos en los próximos años.