Al igual que en otras ciudades como Chicago y Nueva York enfrentó el problema de recibir inmigrantes transportados en camiones desde el sur de EEUU, la ciudad de Denver tiene alrededor de 2,510 personas alojadas en refugios temporales y el costo de la crisis se estima en unos 26 millones de dólares.

Matthew Mueller, director ejecutivo de la Oficina de Manejo de Emergencia, ha tomado medidas de pedir a las ciudades vecinas, como Brownsville, El Paso, Houston y Dallas, que informen que ellos ya no pueden proporcionar buenos refugios, el material que están distribuyendo incluyen mensajes en los que explicaron que los bienes se han agotado y que a vivienda es costosa y escasa.

La crisis llevó a las autoridades locales a tomar medidas para mitigar la situación, anunciaron planes para limitar el tiempo que pueden permanecer en los refugios y al mismo tiempo extendieron el de las familias, además solicitaron asistencia de la Guardia Nacional de Colorado, aunque debido a la falta de una declaración de estado de emergencia, se enviaron empleados civiles en lugar de militares.

La circunstancias de este problema llevaron a Estados Unidos a un cambio de posturas de algunas ciudades liberales que inicialmente los acogieron, el alcalde de Nueva York Eric Adams viajó a México para disuadir a los solicitantes de asilo de dirigirse a la localidad debido a la falta de capacidad, de la misma manera pidió que se suspenda la ley de “derecho refugio en caso de emergencia.

Mientras tanto, la administración de Biden ha dado marcha atrás en su oposición al muro fronterizo, anunció planes de construir una nueva “barrera física” en la frontera, revirtiendo la política anterior que canceló la construcción al comienzo de su mandato.