Un ataque con misil dejó este viernes al menos 50 muertos en la estación ferroviaria de Kramatorsk, en el este de Ucrania, desde donde miles de civiles huyen por temor a una inminente ofensiva rusa.
El misil cayó hacia las 10H30 (07H30 GMT), una hora a la que cientos acuden desde hace días a la estación para esperar un tren que los saque Kramatorsk, la capital de la parte de la región de Donbás que aún está bajo control ucraniano.
Cincuenta muertos, entre ellos cinco niños. Es el número actual de muertos por el bombardeo realizado por las tropas de ocupación rusas en Kramatorsk”, escribió en Telegram el gobernador de la región de Donetsk, Pavlo Kyrylenko.
El balance podría ser mayor, en lo que ya constituye el ataque más letal desde que comenzó el conflicto, hace seis semanas.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, calificó el acto de “maldad sin límites” por parte de Rusia e informó que 300 personas resultaron heridas.
Un periodista de la AFP vio los cuerpos agrupados de, al menos, 30 personas, que fueron cargados en un camión militar.
Rusia negó su responsabilidad en la tragedia y denunció una “provocación” de Kiev.
El objetivo de este ataque orquestado por el régimen de Kiev (…) era impedir que la población civil se fuera de la ciudad, para poder usarla como escudo humano”, afirmó el Ministerio de Defensa ruso.
Según Oleksander Kamyshin, responsable de la compañía ferroviaria ucraniana Ukrzaliznytsia, se trató de “un ataque deliberado”.
Frente a la estación se veían los restos retorcidos del misil, sobre el que se podía leer (con letras blancas y en ruso) la inscripción: “por nuestros niños”.
La frase, que suena a venganza, es usada a veces por los separatistas prorrusos para referirse a sus hijos muertos en la guerra del Donbás, que comenzó en 2014.
Era un misil Toshka, una bomba de racimo”, aseguró a la AFP un agente de policía en el lugar de los hechos. “Explota en varios lados, sobre una superficie del tamaño de un terreno de fútbol”, explicó.
Según la sangre del suelo y los testimonios, las víctimas fueron acribilladas en varios lugares de la estación, en el andén principal contiguo y en la explanada frente al edificio.
La estación quedó llena de maletas abandonadas, vidrios rotos y escombros.
Estoy buscando a mi marido, estaba aquí pero no logro encontrarlo”, dice una mujer, sin osar acercarse a los cuerpos alineados fuera de la estación.
Este ataque se produce cuando las potencias occidentales están preparando nuevas sanciones tras las atrocidades descubiertas en Bucha (al noroeste de Kiev), donde los investigadores empezaron a exhumar los cuerpos de las fosas comunes para determinar si fueron víctimas de crímenes de guerra.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, viajaron este viernes a Bucha y tienen previsto reunirse con Zelenski.
Borrell condenó en Twitter el ataque contra la estación de tren. “Se trata de un nuevo intento de cerrar las vías de evacuación para aquellos que huyen de esta guerra injustificada y causar sufrimientos humanos”, denunció.