Los terremotos del mes pasado ampliaron la lista de amenazas que afrontan 3,7 millones de niños afectados por la tragedia en Siria y que ya eran “vulnerables” debido al impacto de doce años de guerra, alertó hoy la directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Catherine Russell.
“Ahora, estos sismos y réplicas no solo han destruido más casas, escuelas y lugares para que los niños jueguen, también han hecho añicos cualquier sensación de seguridad para muchísimos de los menores y familias más vulnerables”, dijo Russell al concluir una visita de dos días al país árabe.
Según un comunicado de su organización, los niños afectados por los terremotos que están desplazados enfrentan ahora un mayor riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua o por el contacto humano, además de sufrir potenciales secuelas psicológicas y no contar con acceso a servicios básicos.
No es suficiente con simplemente proporcionar ayuda inmediata, debemos comprometernos a permanecer con estas familias a largo plazo, ayudándolas a que recuperen una sensación de estabilidad y esperanza”, avisó la directora de Unicef, según la nota.
Para ello, será necesario garantizarles el acceso a servicios “esenciales” como las fuentes de agua limpia, la sanidad y el apoyo psicológico, precisó la agencia de las Naciones Unidas, que requiere cerca de 173 millones de dólares para ayudar a los afectados por la catástrofe en Siria.
Russell visitó ayer la provincia noroccidental de Alepo, una de las más devastadas en Siria por los sismos del pasado 6 de febrero, y esta mañana se reunió en Damasco con el ministro sirio de Exteriores, Faisal al Miqdad, de acuerdo con la agencia oficial de noticias del país árabe, SANA.