Muchos países europeos caerán en recesión en 2023 si hay problemas de aprovisionamiento de gas los próximos meses, un escenario que podría concretarse si no se consigue cumplir la reducción de consumo del 10 por ciento que ha fijado la UE, y sobre todo si el invierno es frío, advierte la OCDE.

En su informe intermedio de Perspectivas publicado este lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) explica que si el abastecimiento de gas no logra cubrir las necesidades, las perturbaciones económicas se prolongarán hasta 2024 y tendrán impacto en todo el mundo.

Incluso si no llega a producirse ese escenario negro, la organización ha tenido que revisar a la baja las proyecciones que hizo hace tres meses por el impacto de la guerra en Ucrania y las restricciones por COVID-19 en China, de forma que la ralentización de la economía global se va a traducir en que el crecimiento quedará limitado al 3 por ciento en 2022 y al 2.2 por ciento en 2023.

Si se compara con las previsiones que la propia OCDE había hecho en diciembre de 2021, antes de que estallara la guerra de Ucrania, eso significa que el año próximo se van a evaporar 2.8 billones de dólares, una caída del 2 por ciento en términos de poder adquisitivo.

La región más afectada es Europa, donde antes de llegar a un eventual problema de abastecimiento, el precio del gas ya se ha triplicado en un año y es prácticamente diez veces superior al que tuvo de media en el periodo 2010-2019.

Europa al borde de la recesión

Teniendo en cuenta eso, y otras consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, la OCDE ha corregido netamente sus estimaciones sobre la progresión del producto interior bruto (PIB) de la zona euro para el año próximo para dejarla en el 0.3 por ciento (1.3 puntos menos que en junio).

En particular por Alemania, donde se espera una recesión del 0.7 por ciento (2.7 puntos menos) incluso si no se cumple el escenario negro. En los otros pesos pesados de la eurozona también se han reducido las expectativas de crecimiento: 0.6 por ciento en Francia, 0.4 por ciento en Italia y 1.5 por ciento en España.

El Reino Unido rozará la recesión con la hipótesis central de la OCDE (0 por ciento de crecimiento). Sin caer tan bajo, Estados Unidos se va a resentir desde este año, con un aumento de la actividad del 1.5 por ciento (tras el 5.7 por ciento en 2021), y del 0.5 por ciento en 2023.

Los autores del informe hacen notar que Argentina, Brasil, México y Sudáfrica, al estar bastante expuestos a los ciclos de la economía mundial y a la demanda que les viene dirigida de los países ricos, van a sufrir una severa ralentización el año próximo, mayor de la que se había anticipado hace tres meses.

Las tasas de crecimiento quedarán así en un 0,4 por ciento en Argentina (1.5 puntos menos de lo estimado en junio), un 0.8 por ciento en Brasil (-0.4 puntos), un 1.5 por ciento en México (-0.6) y 1.1 por ciento en Sudáfrica (-0.2).

China a contracorriente

En China, la evolución que se espera es la contraria a la de la práctica totalidad de los otros miembros del G20, con una severa ralentización este año debido a las restricciones impuestas por los brotes de covid y la debilidad del mercado inmobiliario, que dejarán la progresión del PIB en un 3.2 por ciento (1.2 puntos menos de lo anticipado en junio) después del 8.1 por ciento de 2021.

Sin embargo, en 2023 debería producirse una recuperación conforme se retiren esas restricciones y gracias a las políticas en favor de la actividad, de forma que el crecimiento subirá al 4.7 por ciento .

Por lo que respecta a Rusia, la OCDE ha corregido sustancialmente sus proyecciones. Reconoce que no se va a producir el hundimiento económico superior al 10 por ciento que había vaticinado en junio por efecto de las sanciones, que no han impedido que sus ingresos por las ventas de hidrocarburos estén aumentando gracias a la escalada de precios.

No obstante, esas sanciones y el esfuerzo de guerra reducirán su producción en un 5.5 por ciento en 2022 y en un 4.5 por ciento en 2023, de acuerdo con el escenario actual.