El Gobierno de Estados Unidos está reiniciando las citas de asilo en una peligrosa ciudad fronteriza mexicana, según Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), solo días después de que funcionarios estadounidenses suspendieran las citas allí porque los cárteles de la droga estaban extorsionando a los migrantes.

El cambio se produce después de que más de mil 500 solicitantes de asilo acudieran en masa a Nuevo Laredo, México, en los últimos días, durmiendo en una plaza cerca del puente internacional, luego de que se corriera la voz de que Estados Unidos había comenzado a aceptar más migrantes sin citas de asilo.

La CBP dijo que su aplicación móvil CBP One, que los funcionarios han instado a los migrantes a usar desde que las restricciones del Título 42 expiraron en mayo, ofrecerá citas nuevamente a partir del miércoles.

Esto ocurre a menos de dos semanas de que CBP cerrara el sistema de citas de asilo en Laredo, la ciudad de Texas frente a Nuevo Laredo, una vez que los funcionarios estadounidenses se enteraron de que los delincuentes estaban obligando a los migrantes a pagar 500 dólares cada uno para llegar al puente para asistir a sus citas.

El cambio radical de política subraya los problemas que enfrenta la Administración Biden en su intento de implementar un nuevo sistema de asilo radical en medio de los continuos problemas de seguridad en México.

Stephanie Leutert, académica de la Universidad de Texas en Austin y ex asesora de la Administración Biden sobre migración, advirtió que un esquema de extorsión podría regresar ahora que se reabrieron las citas.

“En esencia, (está) volviendo exactamente a la misma dinámica que condujo a la pausa en las citas de CBP One en primer lugar”, dijo.

Desesperados

Los migrantes comenzaron a acumularse en Nuevo Laredo durante el fin de semana una vez que se dieron cuenta de que los funcionarios de CBP estaban admitiendo a unos 50 solicitantes de asilo por día a través del puente internacional sin citas de CBP One.

Muchos venían de un sórdido campamento en la ciudad de Matamoros, a varias horas de distancia, donde no habían logrado conseguir citas.

Gerson Bravo, de Venezuela, explicó cómo los migrantes que llegaban organizaban una lista de espera usando cuadrados de cartón marcados con números o garabateando números en los antebrazos de las personas.