El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo este viernes que “no hay nada más fuerte que la determinación de estos pueblos de volver a su verdadera patria histórica”, durante la ceremonia de anexión de cuatro regiones en el sur y este de Ucrania celebrada en Moscú.

Durante el discurso, Putin anunció formalmente la intención del Kremlin de anexionarse casi una quinta parte de Ucrania, en flagrante violación del derecho internacional. Al terminar, las autoridades respaldadas por Rusia en los territorios de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón firmaron los tratados de adhesión.

La ceremonia tuvo lugar después de los referendos celebrados por funcionarios respaldados por Moscú en el este y el sur de Ucrania sobre la adhesión de estos territorios a Rusia. Las votaciones son ilegales según el derecho internacional y han sido rechazadas por Ucrania y las naciones occidentales como “una farsa”.

La anexión incluye a las llamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, levantadas contra Ucrania en 2014, así como también a los territorios de Jersón y Zaporiyia, ocupados por Rusia luego de su invasión iniciada el 24 de febrero de este año.

“Quiero que las autoridades de Kyiv y sus verdaderos amos en Occidente me escuchen. Que todo el mundo lo recuerde. Las personas que viven en Luhansk y Donetsk, Jersón y Zaporiyia se están convirtiendo en nuestros ciudadanos. Para siempre”, agregó.

Putin dijo que, aunque estaba dispuesto a negociar con Ucrania, la soberanía de esas cuatro regiones no estaría sobre la mesa. “No vamos a negociar la elección del pueblo. Ya está hecha. Rusia no la traicionará”, dijo.

El presidente de Rusia enmarcó la anexión como un intento de arreglar lo que considera un gran error histórico que siguió al colapso de la Unión Soviética.

Así, Putin se hizo eco de su principal objetivo en materia de política exterior: restaurar a Rusia como una gran potencia mundial encargada de proteger al mundo de habla rusa de la continua amenaza que suponen las fuerzas occidentales.

Como era de esperar, las autoridades prorrusas de esas regiones habían afirmado esta semana que los residentes habían apoyado por abrumadora mayoría su incorporación a Rusia. Informes sobre el terreno sugieren que la votación se llevó a cabo esencialmente –y en algunos casos, literalmente– a punta de pistola.

A pesar de la condena internacional generalizada, Rusia sigue adelante con sus planes de enarbolar su bandera en unos 100.000 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano.

Se trata de la mayor anexión forzosa de territorio en Europa desde 1945.