La ONU rebajó del 4 por ciento al 3.1 por ciento su previsión de crecimiento económico mundial este año como consecuencia de la guerra en Ucrania, que está agravando el problema de la inflación y amenazando la frágil recuperación de la crisis del COVID-19.
En una revisión de su informe de perspectivas económicas, Naciones Unidas estima que las principales economías del mundo se verán claramente afectadas por el conflicto y progresarán por debajo de lo esperado: un 2.6 por ciento en el caso de Estados Unidos, un 2.7 por ciento en la Unión Europea y un 4.5 por ciento en China.
Además, pronostica que la economía de Ucrania se hundirá en 2022 entre el 30 y el 50 por ciento como resultado de la guerra y que la de Rusia se contraerá un 10.6 por ciento por las duras sanciones que se le han impuesto en respuesta a la invasión del país vecino.
La guerra en Ucrania, en todas sus dimensiones, está desencadenando una crisis que es también devastadora para los mercados globales de energía, está alterando los sistemas financieros y exacerba las vulnerabilidades extremas para el mundo en desarrollo”, señaló en un comunicado el secretario general de la ONU, António Guterres.
El portugués demandó medidas “rápidas y decididas” para asegurar un suministro constante de alimentos y energía al mercado a través de un levantamiento a las restricciones a las exportaciones, dirigiendo excedentes y reservas a quienes lo necesitan y abordando la subida del precio de la comida para frenar la volatilidad del mercado.
Entre las grandes economías del mundo, la guerra se hará notar especialmente en la UE, donde Naciones Unidas pronostica un crecimiento del 2.7 por ciento este año, frente al 3.9 por ciento que calculaba el pasado enero, pero también en EE.UU., que pasa del 3.5 por ciento al 2.6 por ciento.
El impacto será algo menor en China, donde la ONU prevé que la economía avance un 4.5 por ciento, siete décimas menos que antes de la invasión rusa.
Para el conjunto de las economías en vías de desarrollo, el informe calcula un ligero retroceso, hasta un crecimiento del 4.5 por ciento, aunque algunas regiones en concreto empeoran más con respecto a las estimaciones anteriores, como es el caso de México y Centroamérica, donde se espera un crecimiento del 2.2 por ciento, muy lejos del 3.4 por ciento que la ONU veía el pasado enero.
Detrás de la ralentización en la economía global está en buena parte el repunte de la inflación, que según Naciones Unidas aumentará este año un 6.7 por ciento a escala mundial, más del doble que la media que se vio entre 2010 y 2020 y con un encarecimiento especialmente importante de los alimentos y la energía.