El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió ayer a los países que no vacunen a los niños y adolescentes contra el COVID-19 y que destinen esas dosis al sistema Covax, creado para que las naciones con menos recursos tengan acceso al antídoto.
“Entiendo que algunos países quieren vacunar a sus niños y adolescentes, pero les insto a reconsiderarlo”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Asimismo, insistió en que la distribución global de la vacuna sigue siendo muy desigual, con menos de 1% de las dosis administradas por ahora en países pobres.
Según Ghebreyesus, “así como van las cosas, el segundo año de la pandemia será mucho más mortal que el primero”.
El viruscausó al menos 3.3 millones de muertos en el mundo desde fines de diciembre de 2019 y las variantes, así como el avance desigual de las dosis, siguen preocupando. Ghebreyesus también anunció que él mismo se vacunó esta semana contra el coronavirus en el Hospital Universitario de Ginebra.
Por otra parte, expertos de esta organización señalaron que el abandono de las mascarillas obligatorias en un país no sólo depende del nivel de vacunación contra el COVID-19 que haya alcanzado, en respuesta a la decisión en Estados Unidos de permitir a los ya inmunizados que dejen de usarlas.
“Con altos porcentajes de vacunación se deberían tener bajos niveles de contagios comunitarios, pero hay un periodo de transición mientras aumentan las inmunizaciones y se reduce la transmisión”, señaló el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan.
Aunque no criticó directamente la medida en EU, el experto irlandés subrayó que “mantener medidas de seguridad pública mientras se vacuna lo más posible, coloca a los países en mejor posición de que puedan decir a sus ciudadanos que ya no tienen que llevar mascarilla”.
“Cada país debe considerar las dos variables, cobertura sanitaria e incidencia local, a la hora de cambiar las medidas”, resumió el asesor de la OMS para la COVID-19, Bruce Aylward.