Moscú anunció ayer que daba como completada la primera fase de la intervención que comenzó en Ucrania el pasado 24 de febrero para concentrarse en la zona de Donbás, en la zona fronteriza con Rusia.
El coronel general Serguéi Rudskoi, subjefe del Estado Mayor ruso, dijo que el objetivo principal de la primera etapa de la operación —reducir la capacidad de combate de Ucrania— ha “sido alcanzado en lo general”, lo que permite a las fuerzas rusas enfocarse en “el objetivo principal: la liberación de Donbás”.
La región de Donbás está en el este de Ucrania y en su mayoría, la población habla ruso. Ahí los separatistas apoyados por el Kremlin han combatido contra las fuerzas locales desde 2014, y muchos habitantes desean vínculos con Moscú.
Rusia ha reconocido como independientes las regiones de Donetsk y Luhansk que componen el Donbás. Washington y Londres confirmaron la concentración militar en la zona.
Kiev aseguró que el frente militar está prácticamente congelado, con pequeñas victorias locales de sus unidades al recuperar algunas ciudades. De acuerdo a The New York Times, el puerto de Jersón fue recuperado por Ucrania.
El Estado Mayor ucraniano señaló que “las tropas rusas tratan de mantener sus posiciones en los suburbios de Sumy y Járkov” y aumenta la presencia militar en el mar de Azov.
Mientras tanto, a poco más de 90 kilómetros de distancia de Ucrania, el presidente estadunidense, Joe Biden, elogió a Polonia ayer por acoger a más de 2 millones de refugiados que han huido de la invasión rusa.
Biden dijo que esperaba acercarse más a la frontera, pero que no se lo permitieron por cuestiones de seguridad.
El mandatario también visitó a algunos de los miles de soldados estadunidenses apostados en las zonas cercanas a la frontera de Polonia con el territorio ucraniano para ayudar con las labores humanitarias de emergencia y reforzar la presencia militar del Pentágono en el flanco oriental de la OTAN.