El desplome del yen es un tema frecuente en los debates financieros, y no es de extrañar. La moneda japonesa alcanzó su tasa más baja frente al dólar en 32 años.
El dólar es la moneda del momento, superando a todos sus pares en el mundo desarrollado.
Aun así, el peso mexicano lo excedió este año. La apuesta por el peso frente al dólar ya rindió un 4% desde enero. Frente al yen, el alza fue de un 31%.
Las noticias de Japón son desalentadoras. El mes pasado, el yen llegó a 151 por dólar, lo que llevó al país a gastar el equivalente a 42,000 millones de dólares para fortalecer su moneda. En septiembre, el gobierno ya había gastado casi la mitad de esa cantidad.
El yen podría debilitarse aún más en 2023, a 170 frente al dólar, dijo en octubre Eisuke Sakakibara, exviceministro de finanzas para asuntos internacionales de Japón.
El banco Santander define el efecto de una devaluación cambiaria:
“En general, cuando una divisa pierde valor, el poder adquisitivo de los ciudadanos también se reduce porque necesitan más dinero para comprar los mismos productos, principalmente los importados, aunque, si esta situación influye en el incremento generalizado de los precios, entonces estamos hablando de que también causa inflación”.
La devaluación del yen se atribuye a la política monetaria. En los EE. UU., la Reserva Federal ha estado elevando las tasas de interés para contener la inflación galopante. Mientras tanto, en Japón, la tasa base es del 0%. Con la ausencia de interés, el yen pierde su atractivo.
La Universidad Latina de América explica el efecto de la caída de las tasas.
“Al bajar la tasa de interés, se desincentiva al ahorrador y se provoca que este mejor busque invertir en algún negocio, se motive para pedir un crédito o financiamiento ya sea para negocios o de forma personal y con esto el Gobierno busca acelerar el crecimiento económico, tratando de llevar esto, paso a paso, sin calentar la economía”.
El FMI espera que la economía japonesa crezca un 1,7% y un 1,6% en 2022 y 2023, respectivamente. Se espera que el PIB de EE. UU. se expanda un 1,6% y un 1,0%.
El Nikkei, el principal índice bursátil de Tokio, ha perdido un 3% este año. Reúne empresas mineras, farmacéuticas, automotrices y siderúrgicas, entre otras industrias.
Toyota es la empresa que cotiza en bolsa más grande de Japón, con una capitalización de mercado de 185,000 millones de dólares. Sin embargo, el precio de las acciones ha caído un tercio desde principios de año.
Otra dificultad surge con la guerra en Ucrania y las sanciones occidentales resultantes contra Rusia.
Según un titular reciente del periódico Financial Times, “Japón no puede sobrevivir sin el petróleo ruso, advierte el ejecutivo de una empresa trading”. El ejecutivo en cuestión es el CEO de Itochu, una empresa japonesa con una capitalización bursátil de 39,000 millones de dólares.
La guerra ha hecho subir el precio del petróleo. En yenes, el valor es aún mayor porque las commodities se cotizan en dólares.
Los economistas de Goldman Sachs le dijeron a Bloomberg que la Reserva Federal de EE. UU. podría aumentar las tasas de interés al 5% para marzo de 2023, superando las previsiones anteriores.
Si el Banco Central de Japón mantiene su política de tasa de interés cero, el yen tenderá a depreciarse.