El “Año del Conejo” comenzó trágicamente para los habitantes de Monterey Park, en California. La noche del sábado, un hombre asesinó al menos a 10 personas durante una masacre en una discoteca de este suburbio asiático de Los Ángeles, habitualmente apacible, que seguía conmocionado el domingo.

Linternas rojas y pancartas llenas de ideogramas permanecen colgadas en la ciudad de 60 mil habitantes. Pero en lugar de residentes que celebran el Año Nuevo Lunar chino, se observan cordones de policiales fuertemente armados custodiando el lugar del drama.

“Ese tipo de cosa no ocurre aquí”, murmura Wynn Liaw, una vecina que trata de entender lo sucedido en el salón de baile al que suelen acudir los adultos mayores del barrio.

A sus 57 años, 40 de ellos vividos en Monterey Park, esta veterinaria china jubilada aún no logra asimilar que una masacre tuvo lugar detrás del toldo verde y blanco frente al que pasa todos los días para ir a hacer sus compras.

Es un barrio muy seguro, en el que puedo caminar de noche y en donde no tengo que preocuparme para nada de la violencia con armas de fuego”, confía a la AFP, mientras helicópteros de la policía surcan el cielo.