En su última sesión de fotos, Marilyn Monroe usó un suéter mexicano hecho en Chinconcuac. Te contamos a continuación la sorprendente historia de la prenda, así como de las últimas fotografías que se tomó la inolvidable estrella del cine estadounidense.

Están por cumplirse 60 años de la muerte de Marilyn Monroe, acaso la más icónica actriz de mitad del siglo XX. Películas como La malvada y Los hombres las prefieren rubias la convirtieron en la estrella más redituable, controvertida y admirada de la época.

También fue famosa por sus escándalos y provocaciones: sus matrimonios con el beisbolista Joe DiMaggio y con el escritor Arthur Miller, su aparición en las páginas centrales de la revista Playboy o su presunta relación con el presidente John F. Kennedy. Todas estas historias marcaron a una generación de espectadores en los albores de la revolución sexual de los sesenta.

Un suéter de Chinconcuac

Pocas semanas antes de su fallecimiento, Marilyn Monroe hizo una última sesión de fotos en la playa, dirigida por el fotógrafo George Barris. Estas imágenes han sido ampliamente alabadas por mostrar la belleza natural de la actriz, que en ese momento se encontraba en la cúspide de su fama.

La mayor parte de las fotografías se tomaron en Santa Mónica, en California. En las imágenes aparece un peculiar suéter de origen mexicano.

Monroe habría adquirido este suéter de Chinconcuac durante un viaje que hizo a México en febrero de 1962. El suéter habría sido tejido por la familia Martínez, que por generaciones se ha dedicado a la confección de estas prendas en el Estado de México.

Durante aquel viaje, Marilyn Monroe conoció las pirámides de Teotihuacán y convivió con Emilio “el Indio” Fernández. A través de una mujer norteamericana que visitó Chinconcuac, Monroe habría adquirido el incofundible suéter.

La muerte de una estrella

La vida de Marilyn Monroe terminó de forma trágica. El 4 de agosto de 1962 fue encontrada muerta en su cama. Tenía 36 años.

Su funeral fue un evento multitudinario que cimbró a los Estados Unidos y, con el tiempo, su fallecimiento se llenó de especulaciones y teorías de la conspiración, aunque la versión oficial indica que se trató de un suicidio. En las décadas siguientes, Monroe se convertiría en un símbolo de los años dorados de Hollywood.

Cuando encontraron a Monroe en su cama, los testigos notaron que el teléfono de su habitación estaba descolgado. Años después, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal inmortalizaría esa imagen en el célebre poema “Oración por Marilyn Monroe”:

«La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!»