La semana pasada los príncipes William y Harry dejaron de lado sus diferencias, que lejos de ser un rumor han sido confirmadas por el menor de los dos en varias ocasiones, para acudir juntos a un evento dedicado a honrar la memoria de su madre Diana en el que hubiese sido su 60 cumpleaños.
Al igual que hicieron en el funeral de su abuelo el duque de Edimburgo, los hermanos presentaron un frente unido mientras develaban una estatua de la fallecida princesa de Gales que se ha instalado en los jardines del palacio de Kensington. La escultura muestra a una Diana sexagenaria, en la edad que tendría a día de hoy si un accidente de tráfico no hubiese acabado con su vida en 1997, rodeada de niños e incluye un guiño a uno de sus atuendos más icónicos.
Lady Di era famosa por utilizar la moda para enviar distintos mensajes y documentar su transición de joven princesa insegura en su papel institucional a mujer adulta separada y centrada en su labor humanitaria. En la estatua, Diana aparece ataviada con una blusa con los cuellos levantados y una falda lápiz ajustada a la cintura con un maxi cinturón que recrea el conjunto que se puso para la felicitación navideña que hizo pública en 1993.
Aquel fue el primer posado festivo que realizó tras su separación del príncipe Carlos y en la imagen estaba acompañada únicamente de sus dos hijos: William aparecía mirando directamente al fotógrafo mientras que Harry contemplaba embelesado a su madre, que mostraba solo su perfil a la cámara.