Los actores Consuelo Duval y Adrián Uribe se conocen desde hace poco más de 20 años cuando en La hora pico interpretaban a Nacaranda y el Vítor, dos enamorados de barrio. La amistad y complicidad laboral se ha mantenido hasta el día de hoy y esta pareja actoral fue convocada de nueva cuenta para protagonizar Infelices para siempre, cinta en la que le dan vida a unos esposos que enfrentan una crisis emocional tras 20 años de relación.

“Tenemos encima Adrián y yo muchos años de interpretar a estos personajes completamente icónicos para el público que son Nacaranda y el Vítor, y cuando tuvimos las mesas de trabajo con el director, Adrián y yo le pedimos que algún atisbo que tuviéramos de los otros personajes, que de pronto por naturaleza se pudiera asomar, nos ayudara a que eso no sucediera. Cuando vi la película, una de las cosas que me emocionaron muchísimo es que yo logré salirme y se me olvidó que era la que estaba interpretando ese personaje porque me clavé en la historia, en los textos y se lograron dos personajes nuevos para el público”, contó Duval durante la promoción del filme.

Por su parte, Adrián Uribe reforzó lo plasmado por su colega y habló de cómo ha sido trabajar con Duval, con quien filmó Infelices para siempre bajo la dirección de Noé Santillán, hace cuatro años y medio, en las costas de Sonora.

Yo era de los más desconocidos de La Hora pico, entonces cuando llegué vi a Consuelo y aparte de que me encantaba y se me hacía una mujer muy guapa, me encantaba su talento. Yo estaba muy nervioso y emocionado de trabajar con ella, pensaba que era la que trabajaba con Eugenio (Derbez) y con Adal (Ramones) y me emocioné mucho. Hicimos una gran mancuerna, una gran amistad y los dos hemos crecido, aprendido, hemos pasado por unas subidas y bajadas, pero así es la vida. Hoy por hoy seguimos una gran amistad, somos más maduros los dos y es lindo estar presentando esta película”, contó Uribe.

Infelices para siempre, cinta que llegará a las pantallas de cine el próximo 26 de enero, se vale de los bucles del tiempo, en donde un día se repite varias veces, para contar la historia de María José y Alfredo, unos esposos que se van de viaje, por instancias de sus tres hijos pequeños, a la playa para conmemorar su vigésimo aniversario. Fastidiados el uno del otro, ambos deberán encontrar la manera de dejar de repetir las mismas situaciones para dejar de estar atrapados en el tiempo y vivir el mismo día de su aniversario cientos de veces.