Me preguntaba un pariente que habita en otro Estado:

-¿Oye primo, cómo se la están pasando con eso del “Quédate en casa”, debido a la pandemia? Le contesté lo primero que me vino a la mente:

-Pues como todo el mundo, me imagino que si se cumple con las recomendaciones emitidas por el sector salud, todos estaremos viviendo esta nueva experiencia, de alguna manera similar, que no igual, pues depende de muchos factores el que sea igual.

-A ver, no te entiendo -me dice el primo.

–Bueno, se deben de tomar en cuenta las variables existentes, por ejemplo, si vives sólo o con familia, si tienes poca o mucha edad, si eres hombre o mujer, si estas sano o padeces de alguna enfermedad crónica, si tienes dinero, si cuentas con un trabajo o estás desempleado, o si trabajas para alguna institución o ejerces alguna actividad laboral de manera independiente, si tienes algún subsidio para ayudarte con los gastos, en fin, no podría decirte que igual a todos porque te estaría mintiendo; vivo mi propia realidad, ni siquiera mi esposa y yo vivimos la misma realidad.

-Pero tengo entendido que en tu casa sólo están tu mujer y tú, ¿por qué no estarían viviendo la misma realidad?

-Porque más allá de las necesidades materiales, están las afectivas e incluso las espirituales; por ejemplo, mi esposa resiente sobremanera el no estar en estrecho contacto con sus hijos, sus nietos, sus hermanos, sus amistades, yo, aunque soy muy sensible al contacto humano, procuro mantener una actitud más complaciente con el distanciamiento, porque, aunque no me llena del todo ver a mi familia de lejos, mantengo la esperanza de que algún día podremos recuperar lo que hemos dejado de hacer junto a nuestros seres queridos.

-Entonces ¿no extrañas nada de lo que antes hacías?

-Claro, ya te lo dije, extraño el contacto con el resto de la humanidad con la que comparto el entorno, familia, amigos, compañeros de trabajo, mi trabajo, mis pacientes, las actividades que realizábamos juntos, en fin, extraño todo, te dije que soy muy sensible pero guardo muchas esperanzas de que esto podrá pasar y regresaremos, si no a la normalidad, sí a una normalidad adaptada a las necesidades existentes; sin embargo, hay algo que extraño mucho, es el poder respirar el aire sin ningún temor y con toda libertad.

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