Un tremendo daño ha hecho, sin duda alguna, el asunto que tienen en franco pleito a las autoridades del estado de Michoacán y la Federación contra un grupo de vividores del presupuesto de la educación que se conforman en un grupo cuyas siglas, CNTE son un sinónimo de arbitrariedad, injusticia, ilegalidad, holgazanería y otros calificativos que no se pueden repetir.

Ya los empresarios del país han dicho que, si no se arregla el asunto, la crisis de muchos miles de millones se verá rebasada y obviamente habrá repercusiones en la economía nacional. Pérdidas para todos los sectores productivos por el paro de trenes sin razón, nos atrevemos a considerar que no hay punto de razonamiento por los acontecimientos que hemos seguido mediante la prensa nacional.

Quieren los maestros el oro y el moro: primas, dádivas y muchas cosas más, como si realmente lo merecieran.
Están haciendo un tremendo daño a México al tener a miles de estudiantes sin clases: se considera que en los últimos seis años se ha perdido el equivalente a un ciclo escolar completo, y que es inadmisible, ilógico e incongruente.

Lo triste es que el gobierno federal ha preparado una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y recibido por respuesta el que es el Estado el que debe hacerse cargo.

No se vale “acusar” a los rijosos ante la CNDH: quien tiene que poner una solución es el gobierno, punto.
Y en estos asuntos, tradicionalmente se deja que sucedan los acontecimientos, porque se tiene un tremendo miedo a hacer valer la ley: si los miembros de la CNTE, a quienes no se les puede llamar maestros, infringen la ley, lo más justo es que se apliquen las medidas correctivas, que se consigne a quien merezca ser consignado, y que la ley sea igual y justa para todos, pero inflexible.

El gran problema de México no es el abuso de estos grupos de vividores que han desgraciado innumerables sectores en el país y jorobado la vida de miles, sino el que exista la impunidad que les da el poder delinquir sin tener consecuencias. No nos parece justo.

Hay formas de protestar y de exigir, y en ese sentido debe el gobierno hacer lo que debe, aplicar las leyes y enfrentar las problemáticas y darles solución, para evitar que se perjudique a terceros, como es el caso de Michoacán y otros estados donde la CNTE se ha caracterizado por ser inflexible sin tener razones, y propiciar entre sus simpatizantes la holganza, la trampa y el ser cínicamente dependientes de lo que le sacan al gobierno, lejos de lo que realmente merecen.

Y la ciudadanía espera que se consigne a los verdaderos culpables de estas crisis, que se apliquen las responsabilidades legales y se proceda sin miramientos, aunque sabemos que difícilmente sucederá, ante las declaraciones del presidente de México en el sentido de que no entrará la fuerza pública porque no quiere que lo señalen como represor: ¿Quién le dijo que aplicar la ley es reprimir?

Si estos vándalos merecen ser detenidos, que los detengan; si merecen ser controlados, que se les controle, y si merecen ser tomados en cuenta, que se les respeten sus derechos, pero todo conforme a la ley y dejar a un lado las actitudes de terrorista que tienen y que afectan a México en todos sentidos, pero en el económico, no s van a meter en un serio problema presente y a fu8turo.

No. No comulgamos con las formas delincuenciales que se tienen para tratar de obtener beneficios inmerecidos: pensamos que deben ser dignos de atención en base a su trabajo de calidad, sus méritos y su forma de hacer las cosas.

Hay que ver lo que enseñan a nuestros hijos con actitudes como la que muestran en Michoacán, donde deciden en asamblea levantar los bloqueos, y por su forma de ser no lo hacen, violando sus propios acuerdos.
Estos individuos no tienen credibilidad, no son honorables, no saben del respeto a los demás. Y lo grave es que está en manos de ellos la educación de nuestra niñez y juventud…. ¡Pobre México, de veras!

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