Lamentable situación que aumenta a pesar de leyes, instituciones, organismos, procuradurías, que representan erogación sin resultado. Desde la pandemia COVID-19, se intensificó la violencia de género contra mujeres y niñas agravada por medidas de confinamiento, distanciamiento físico y restricciones de movilidad que separaron a la mujer de sus redes de apoyo y son barrera al acceso a servicios.

El Secretario General de la ONU para poner fin a la violencia contra la mujer insta a los gobiernos a: Financiar servicios de prevención de la violencia de género contra la mujer y niñas en paquetes de estímulo fiscal. Asegurar financiamiento de organizaciones de la sociedad civil. Prevenir con política nacional de tolerancia cero a la violencia contra la mujer. Responder con medidas explícitas para que los servicios a las sobrevivientes de violencia se mantengan o adopten como servicios esenciales y se garantice el acceso continuo al sistema de justicia penal. Recopilar datos para mejorar servicios y programas de violencia de género.

Desde la Conferencia (La Habana, 1977), los Gobiernos acuerdan acabar con la violencia a la mujer. Establecen líneas de acción sobre violencia sexual que obligan al Estado garantizar que las víctimas y sus dependientes tengan acceso inmediato a servicios de atención integral, apoyo psicosocial y salud mental, refugio y atención después de violación o agresión sexual. También urge la necesidad de eliminar obstáculos legales e institucionales para el acceso real de la mujer a la justicia, para acabar con la impunidad y garantizar reparación y servicios esenciales.

Estrategias para erradicar la violencia: reforma legal, planes nacionales, protocolos y mecanismos de coordinación interinstitucional, acciones para prevenir y garantizar acceso a la justicia, generar servicios especializados, centros de emergencia, albergues, y distintas medidas de formación de funcionarios públicos y difusión, observatorios y campañas de sensibilización de la opinión pública y avances del sistema de medición. Hasta ahora es pura promesa. En respuesta a esa inacción surgen movimientos de mujeres que denuncian feminicidio y violencia en redes sociales y digitales: #NiUnaMenos; #VivasNosQueremos; #25NcontraLaViolencia y el grupo Las Tesis, logran impacto. La violencia sexual contra la mujer y la niña tiene raíces en siglos de dominación masculina, con impactos físico, psicológico, social y económico en la vida de miles de mujeres y niñas, y de sus comunidades.

Datos previos a COVID-19 muestran esta violencia como pandemia en la sombra a nivel mundial, donde 1 de cada 3 mujeres es sometida a violencia física, psicológica y/o sexual, por un perpetrador que era o es su pareja, lo que siempre conlleva el riesgo de la violencia letal: el feminicidio. En México, 7 de cada 10 mujeres han sufrido al menos un incidente de violencia en algún momento (ONU) Previo a la pandemia, más de 9 millones de mujeres de 12 años o más han sufrido ciberacoso. Con SARS-CoV-2, las agresiones aumentan.
ONU Mujeres México y el Centro Internacional de Computación (ONU) organizan un ideatón y Ciudades Seguras, para configurar solución tecnológica a la violencia sexual contra mujeres y niñas: veredas y calles amigables con señalizaciones que respondan a la diversidad de género; mapeo de rutas seguras para traslado a casa, trabajo o escuela; crear redes vecinales que alerten situaciones de acoso y violencia sexual. Gran trabajo de las mujeres, y ¿las autoridades? Otro factor es integrar mujeres en negocios masculinizados; gasolineras, zonas industriales, para ofrecer ambiente de cercanía y seguridad. Aquí se dio paso atrás a partir de la emergencia sanitaria.

Una encuesta de más de 40 mil mujeres en EE. UU., arrojó que al menos 10 mil considera reducir sus horas de trabajo o dejarlo, panorama grave para las que son madres, que tienen 3 veces más probabilidades de ser responsables de labores domésticas. Atender el hogar, hijos y carrera profesional al mismo tiempo y en el mismo espacio no da para un sano escenario. En México (Inegi), la fuerza laboral de la mujer bajó 45% a inicio de la emergencia sanitaria, es un retroceso que afecta al mundo.