Mira cómo brilla ese astro luminoso en el bondadoso cielo, compararlo no puedo con ninguno, mira que de tanto verlo, crónico se ha vuelto mi desvelo, pensando que como él, no habrá ninguno. Mira que lo estoy siguiendo desde hace dos años a la fecha, porque desde el primer día, mi corazón por él, de amor rebosa; mira que no quiero otra cosa más, que agradecerle al Señor, el que me haya concedido hasta ahora, un lindo ramillete de cuatro rosas y tres galanes, para dale paz a mi vida tan azarosa.

EL PEQUEÑO GRAN JOSÉ
Que me ve, que me sonríe, que me busca y dice abuelo,
que lo escucho, y que me encuentra disponible para el juego,
que me abraza, que me besa, y que me tira hasta el suelo,
y con sus tiernas caricias, en mi corazón encienden fuego.

Es José, el agua clara y fresca, de mi vida el arroyuelo,
y me ama, y me quiere, y no me causa reniego,
que se sube y que lo bajo, y me tumba en pleno vuelo,
que se ríe a carcajadas, disfrutando ese amor ciego.

Es mi pequeño gran nieto, y dice me quiere hasta el cielo,
que se enoja y se acongoja, si ve en mí el desapego,
si su hermana lo alborota y me acapara por el celo,
y me alegro que me quieran, pues los amo, no lo niego.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com