Siendo la vida siempre maravillosa, debemos de comprender, que no siempre se goza de la inocencia de la niñez; el tiempo puede marchitar la flor más hermosa, pero nunca le arrebatará al amor, la solidez que le da la sabiduría, cuando se llega a la madurez.
INOCENTE MADUREZ
Extraño la inocencia, principalmente la mía, la que tenía de niño y me hacía sentir ajeno a las ambiciones que se tejen a la luz del día, para envenenar la vida del amor mas bueno.
Extraño la sonrisa, que iluminaba y concedía paso a la alegría, de vivir un hermoso sueño, donde el amor, sobresalía al odio y a la envidia; y a la pasión mezquina y fría, le ponía el freno.
Extraño la ternura que hacía grata la estadía, cuando al estar enamorados, el día era ameno, y no quería despedirme, si cometer la osadía, de robarte un cálido beso, para sentirme pleno.
Extraño el extrañarte, como nunca desearía, no quiero que el tiempo sea el mortal veneno, que ponga fin a la inocencia, de una madurez fría, hoy, cuando de tu amor tengo el corazón lleno.
Correo electrónico: