Añoranzas… añoranzas… Qué complicada es la existencia de los poetas, por la gran virtud que Dios les concediera, para no sentir la vida como la siente cualquiera. El tiempo se les va pensando en cómo lograr el equilibrio anhelado, para no dejar de reír, cuando se presenta lo inesperado; para dejar de llorar, cuando se siente el mundo desconsolado.
PENSAR, SOÑAR Y DESPERTAR
Pero qué descuido el mío, ver los años pasar, y sentir como si el tiempo ya no existiera, y la verdad, tengo tanto de ti que atesorar, porque mi existencia, no es como la de cualquiera. Siento que además de reír, de llorar y de pensar, mi vida va más allá, de lo que tanto quisiera.
Es una constante, el observar, medir y añorar, tratando de resolver, lo que se vive por dentro y por fuera, para poder entender, lo que tanto me hace meditar, y darle pronta respuesta a todo lo que quisiera, para encontrar la verdad; y de mis sueños descansar de lo que no me debiera tocar y a la vida no pidiera.
Ni un minuto más quiero esperar, para poderte abrazar en cada momento que Dios a mi existencia concediera; quiero llevarte al jardín celestial y tu felicidad alcanzar, para sentirnos felices, viviendo en la eterna primavera, quiero impregnar tu vida, con el néctar de mi azahar, y embriagarme de tu amor, para hacer mi vida ligera.
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