Más allá del dolor de una pérdida fatal, está el dolor que causa el vivir sabiendo que el amor puede tener por mala definición, una perenne penalidad. Quien no conoce el amor de verdad, siempre tendrá por rival a su orgullo y a su egoísmo, por lo que no resulta ser lo mismo amar por mera costumbre, que amar como Dios lo dispuso, con una luz que todo lo alumbre para que nadie se pueda equivocar.
POR AMOR O POR COSTUMBRE
Y venía cargando sólo con su alma,
y siendo ésta tan etérea e intangible,
la verdad no pesaba nada, entonces…
¿Por qué ese paso tan falto de energía?
¿Por qué la mirada triste y extraviada?
¿Qué peso vas cargando amigo mío?
¿a qué exceso habrás llevado tu vida?
Sé que has amado demasiado, y la verdad,
al tiempo, te habrás sentido más que fatigado.
Amar pues, no siempre se traduce en felicidad,
sobre todo, cuando se presta a confusión,
en el amar o ser amado y te ocasiona decepción.
Privilegiar los errores siempre conduce al dolor,
corazón que le da cabida al egoísmo y al orgullo
desconoce el perdón, y quien no sabe perdonar
no sabe lo que es el amor de verdad, viviendo
siempre apagado a la vida por costumbre.
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