¿Quién pensó un día, que tenía madera? ¿quién que mi alma era de poeta? ¿quién mintió para darme la estafeta, en una tierra que nunca será mía? ¿quién, si no tengo la estatura para llegar al cielo como buen profeta, blandiendo una pluma en la oscuridad de mi pasado anacoreta?

EN LA SOLEDAD DE MI PENSAMIENTO

Hace tiempo que el tanto pensar me duele,

porque no siento en ello lo que tanto anhelo.

Hace tiempo, no hay palabra que consuele,

la inquietud que a mi alma causa su desvelo.

Hace tanto que no tengo el tiempo como suele,

para darle a mi mente un descanso sin recelo,

y dejar que mi vida toda de nuevo se modele,

sintiendo que es mía sin temor y desconsuelo.

Hace tiempo, debí exigirme todo se cancele,

el empeño de agradar hablando de mi cielo,

vivir en pasado y pedir el presente se congele,

aceptar ser humano esperando buen consuelo.

Hace tiempo debí dejar que mi pluma se deshiele,

y hacerla compañera inseparable de mi duelo,

dejando que mis lágrimas como látigo flagele,

a mi necia obsesión de ser poeta en este suelo.

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