DESTELLOS DE AMOR FAMILIAR
Cuántas veces queremos decir tantas cosas a las personas amadas y sólo nos conformamos con un simple te quiero, o con un abrazo ligero, como si con ello refrendáramos el vital sentimiento de pertenencia natural a una familia sin igual; olvidamos, que el espíritu, siendo energía pura, necesita del amor sin censura, para que brille a plenitud su divina complacencia, y no queden rezagados de nuestra preferencia, los sentimientos que emergen del corazón, que por ignorancia o vergüenza y sin ninguna razón, quedan para siempre atrapados en algún oscuro rincón de nuestra triste conciencia.
He aquí una oportunidad para narrarles algunos de esos intentos extraviados por los motivos que ya hemos comentado.
De los padres a los hijos: Déjame abrazarte mi niño, déjame sentirte tan cerca que pueda contar los latidos de tu noble corazón, porque quiero con ello, hacerte saber lo mucho que te amo, para que sepas de antemano, que siempre puedes contar conmigo, sin ningún pretexto ni reclamo.
De los hijos a los padres: No sé por qué motivo o razón, cuando quiero abrazarte de corazón, resulta que no es para ti la ocasión, y empiezas a rechazarme como es tu costumbre; siento entonces, que quieres abandonarme, que no haya en mi un sol que me alumbre y por ello no quieres besarme o hacerme sentir que soy valioso para ti, para alejar la incertidumbre.
De hermano a hermano: Ojalá pudieras sentir que te amo a raudales, yo nunca quise competir contigo, en la atención de nuestros padres, quería más bien a un hermano que me pudiera consentir, cuando por alguna razón ellos no estuvieran conmigo.
De los abuelos a los nietos: No pienses que por nuestra avanzada edad, somos tristes o aburridos, tenemos mucho que dar a los nietos consentidos, más, cuando nos veas callados o a punto de dormir, acércate a preguntarme si puedo jugar contigo, y si yo no te respondo como así lo has querido, acuéstate aquí conmigo para entonces recordar, que así lo hacía con mis hijos, eso me haría soñar, en todos los angelitos que Dios nos vino a obsequiar.
De los nietos a los abuelos: Si pudiera yo decirles lo que para mí ustedes son, son como un dulce celestial y un amigo muy especial, que siempre puede entenderme sin tener que preguntar; que igual si me porto mal, me regalan tiernos besos y todita su atención, que igual sufren conmigo, cuando me siento muy mal, que igual me arrullan sus brazos para poderme calmar, que igual si despierto asustado me encuentro con su sonrisa, que me causa tanto bien, que me causa tanta risa.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com