¿A dónde vas primor, con esa flor prendida en tu pelo? A caminar por ahí, me dijo, dándole vuelo al vestido, y yo me pregunté ¿será ese gesto para mí, o sólo me servirá de consuelo, para seguir con el anhelo de que seas mujer sólo de mí?
-¿A dónde van mis anhelos, que han crecido tanto con el tiempo que tengo sin saber de ti?
-¿A dónde quieres que vayan, si desde hace mucho, tú no sabes de mí?
_Los sueños son fantasías, y yo quiero realidades, para poder abrazarte y sentir tus labios así, muy pegaditos a los míos, y que se puedan fundir en un largo beso y aflore nuestro amor a raudales.
_Despierta pues, porque yo también me he preguntado ¿qué es lo que nos ha pasado, que la vida de ser hermosa, ahora todo se nos va en discutir?
_Dices que son sólo palabras, las que tomadas a mal, amargan la vida, pero para mí, son como dardos mortales, que causan tan profunda herida, que se me hace difícil consentir, que tu amor es real y está hecho para mí.
Medir la integridad de un hombre en todo lo que vale, no debería exigir que se mantenga callado, cuando se le hace sentir que es un pobre desgraciado; sea el juicio más considerado, para que pueda sentir, que aún el amor está de su lado.
Qué difícil resulta amar, cuando su valor se finca en una sola conseja, sin tomar en consideración, que las personas no son seres iguales, de ahí que la cosa no sea pareja, que su forma diferente de pensar y actuar, los enfrente sin desear, a terribles tormentas y peores calamidades, donde no se puede predecir si traerán consecuencias fatales.
Amar, esa es la solución, pero amarse con la fórmula original, porque el que ama a pesar de no ser igual que su pareja, deberá primero velar por la estabilidad, la armonía y la paz, para que se conserve la unidad en una sola pieza.
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