Qué largo resulta el camino cuando no estás junto a mÃ, por eso quisiera llenarlo siempre de ti, para sentirte tan cerca, que pueda el calor de tu luz insinuarme al mÃnimo roce, la confianza que tienes en mÃ, para cumplir con todo lo que yo te ofrecÃ, y ganarme a pulso el amor que sientes por mÃ.
Qué silencio me ofrece este tiempo, que hasta puedo escuchar en el aire el sutil esbozo de tu sonrisa, y a pesar de estar tan distante, me atrevo a cruzar en soledad el desierto que yo concebÃ, para que cansado y sediento, me apresurase a besarte tus pies y tus manos benditas, y tomar la humedad de tu sangre bendita, para saciar mi sed por tu amor y tu palabra viva.
Qué cielo profundo y distante separa el espacio de las almas destinadas a amarse, qué deseo de querer abrazarte y quedarme contigo al principio sin fin, y a pesar de sentirte tan cerca de mÃ, me parece imposible alcanzarte.
Qué dicha el poder tenerte siempre a mi lado, qué gozo el tocarte y soñarte, qué importante despertar otro dÃa, sintiendo el calor que a mi cuerpo le diste después del encuentro divino entre tu espÃritu y el mÃo.
Qué pureza de amor tan maduro, que libró la maldad del conjuro, que amenazó mandar a la oscuridad y su sombra, la luz que hoy a todos asombra.
Qué largo es el tiempo cuando no estas junto a mÃ, que frágil el cuerpo, qué frÃo que tiemblo de miedo, pero al final del camino te encuentro, me lleno de gozo, camino a tu lado y en aquel espacio infinito, mi luz que depende de ti permanece por siempre encendida para no perder el camino.
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