Una de las grandes virtudes del ser humano es, sin duda alguna, la dignidad, esa que se clasifica de distintas maneras y que, por pruebas y testimonios cotidianos, está siempre ajena en más del 98 por ciento de la mal llamada clase política, a quienes algunas personas comparan con las sexoservidoras, porque venden sus afectos al mejor postor, en el caso presente, al gobernante en turno.
Dice Mario Delgado, diputado federal morenista que son “la bancada del presidente” sin el menor desparpajo, y olvidándose qu3e como diputado no es el sirviente de López Obrador, sino un representante popular, y lo mismo representa a los de Morena de su distrito que a los priistas, panistas y demás.
Son tan ignorantes, soberbios y orgullosos que no miden el alcance de su puesto y olvidan para qué fueron elegidos: solo saben aprobar los caprichos de la mal llamada 4T y a quien algunos leemos como una especie de “Mesías urbano”, que con ocurrencias ha llevado al país a una situación grave, que no hemos alcanzado a vislumbrar.
No es posible que sean tan arrastrados. Dice un colega que deberíamos de ver a los tamaulipecos que hacen lo mismo en el Congreso local, y desgraciadamente hemos constatado que en todos los estados los congresos locales son serviles, pusilánimes, arrastrados y se manejan por intereses y caprichos de quien gobierna, a quien le otorgan la posición de monarca prácticamente.
Para los que gustamos de trabajar y ganar nuestras cosas con esfuerzo, los que queremos que nuestros hijos se manejen con dignidad resulta ofensivo cer que 500 mexicanos viven como reyes, quieren autorizar los caprichos de López sin discusión, y entregan las cosas sin chistar, como sucedió con la ley de educación, entregada a los rufianes de la CNTE sin decir nada a favor de nuestros niños que, seguramente, en 3 o 5 años pagarán las consecuencias de los dislates de Obrador y sus servidores lacayos que se autonombran diputados -o senadores- y creen que son dueños del mundo.
Dirán seguramente: “Eso hacían los prianistas”, porque los ignorantes solo saben atacar y comparar ante la falta de resultados, sin embargo, podríamos decir que no nos interesa lo que haya habido en los sexenio de Echeverría, Salinas, López Portillo, De la Madrid, Zedillo, Fox, Calderón o Peña: nos interesa el rumbo que está tomando el país hoy en día, porque vivimos el aquí y ahora, y nos estamos hundiendo poco a poco aunque el ritmo es más acelerado cada día.
La declaración de Delgado es muy grave, porque demuestra con el cinismo morenista de qué están hechos, y ese cinismo que les lleva a decir: “El Estado soy yo”, y que no aceptan críticas, comentarios ni nada por el estilo.
Eso fue lo grave que dejaron las elecciones: un congreso pusilánime y arrastrado, agachón y servil como nunca se había demostrado, y un Senado de iguales características, que no sirven para una representación popular en ningún momento.
Tenemos derecho a diferir en pensamientos políticos, pero no tienen derecho a hacer menos a quien no piensa como los morenistas, popularmente conocidos como “Chairos” y a quienes se asocia con la falta de inteligencia, criterio y sentido común.
Quien tenga dos neuronas buenas sabe que dejar la educación en manos de los pseudo delincuentes de la CNTE es peligrosísimo, y sabe también que vamos a ir al pozo, aunque su AMLO diga lo contrario.
No se requiere tener gran inteligencia para ello, y eso está más que claro.
Es muy triste saber que los que no comulgamos con Morena no tenemos oportunidad de hacernos escuchar siquiera, y que se cierran las puertas al entendimiento político.
Este grupo que acaba de tomar el poder en forma abrumadora, convenciendo a muchísimos ignorantes y unos pocos letrados nos hará pagar lo que nadie. Son como las prostitutas, que venden sus encantos por dinero o poder… pero más vulgares que cualquier grupo de personas.
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Vergüenza legislativa
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