Muchos especialistas en salud mental, recomiendan dejar de tener malos pensamientos, porque aseguran que se ha comprobado científicamente, que afectan nuestra salud física y mental. Estos pensamientos, por lo general, se originan cuando se experimenta una exagerada respuesta de las emociones negativas, consideradas normales o básicas, y que desempeñan un papel adaptativo cuando el ser humano enfrenta ciertas situaciones.
Entre las emociones consideradas como negativas, se encuentran: El miedo- ansiedad, la ira, y la tristeza-depresión. Aún existe controversia, si estas emociones, efectivamente, influyen en forma directa en el desequilibrio del proceso salud-enfermedad, o si solamente se suman a la multicausalidad que origina, tanto las patologías orgánicas, como las mentales; seguramente, mis estimados lectores, podrían estarse preguntando en estos momentos, si lo que les está ocurriendo y califican como “estar fuera de su control” y origina mal-estar, se debe al hecho de estar teniendo un exceso de pensamientos negativos.
En lo particular, he observado que definitivamente, todo aquello que condicione un quebranto de lo que consideramos nuestro equilibrio emocional, traerá por consecuencia una reacción negativa de nuestra psicofisiología, que puede traducirse en una patología o puede exacerbar patologías que ya se padecen.
Pero ¿cómo lograr sacar de nuestra mente aquellas ideas destructivas que a lo largo del día nos están martirizando y dificultan que tengamos un merecido descanso por las noches? Algunos de los afectados con este desequilibrio psicofisiológico ya habrán accedido a la consulta especializada, estarán llevando una psicoterapia o tomando algún psicofármaco, pero si no tiene acceso a este tipo de atención, valdría la pena iniciar con medidas sencillas como:
1.-Coadyuvar a establecer un ambiente de armonía, tanto en su hogar como en el trabajo (sí, lo sé, es un tanto difícil, pero no imposible, créame que se puede llegar a un acuerdo de paz familiar entre su cónyuge, sus hijos, incluso sus nietos. Y en el trabajo también se antoja difícil, pero tenga por seguro que en estos tiempos, todos estamos anhelando vivir más tranquilos y las formas de convivencia más saludables).
2.- Trabaje en sí mismo en el rescate de ese equilibrio psicofisiológico extraviado; no permita que se generen los pensamientos negativos. Si piensa que usted pone todo de su parte y los demás son los responsables de su quebranto, está equivocado; por lo general, cada quien es responsable de la generación de efectos nocivos que causan las emociones exacerbadas. Adopte hábitos saludables como: practicar un ejercicio al aire libre, de preferencia acompañado. Aliméntese saludablemente y respete en lo posible los horarios en los que se alimenta. Acuéstese temprano y duerma lo suficiente (aconsejan entre 7 y 8 horas). No vea televisión, sobre todo las nefastas noticias diarias que a cada momento nos están recordando lo mal que esta el mundo, si desea, vea programas que lo motiven a apreciar lo maravillosa que es la vida. Escuche música que lo invite a la relajación mente-cuerpo. Enamórese de todo aquello que le da satisfacción, pero sobre todo, aprenda a reconocer el verdadero amor; ame más a sus padres, a su cónyuge, a sus hijos y a sus amigos. Pero, yo le recomiendo no olvidarse de Dios, si nunca ha sentido su presencia, vaya a su encuentro, haga oración diariamente y viva su fe en los valores que lo invitan a amar a su prójimo como a sí mismo; perdónese usted mismo por no ser feliz y perdone a todos aquellos a los que piensa, que son los causantes de su infelicidad. Forme círculos de amigos para promover la felicidad.
Sin duda, hay muchas otras cosas que se pueden hacer y que están al alcance para recuperar el control de su vida, no se dé por vencido.
enfoque_sbc@hotmail.com