No puedo afirmar que sea bueno o malo, pero he conocido de cerca varias sucesiones rectorales en la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

Apenas en el segundo año de ingresar a la Facultad de Comercio en el centro universitario Tampico.Madero, viví la que ha sido la vivencia más intensa de ese tipo de procesos. La llegada emergente de Jesús Lavín Flores, en paz descanse, a ese puesto.

Tras el aterciopelado arribo del doctor Leandro González Gamboa a la Rectoría, en apenas unos meses su gestión se convirtió en un infierno al intentar el médico depurar la larga lista de dinosaurios que poblaban –y siguieron haciéndolo muchos años más– los grupos estudiantiles que en ese tiempo controlaban al Alma Mater.

No consiguió González Gamboa su objetivo como resultado de una huelga general de alumnos –en la cual no me enorgullece haber participado como un peón más– que lo obligó a dejar esa responsabilidad en medio de un escenario de violencia. No sólo perdió la UAT a un excelente Rector, sino que se fortaleció el “porrismo” como etiqueta de generaciones de estudiantes.

A décadas de esos sucesos, hoy me corresponde atestiguar un relevo más en ese mando académico, normado desde hace tiempo por el orden, consenso y madurez de su alumnado, personal docente y directivos.

Desde la salida de Humberto Filizola Haces, cuya rectoría alentó al principio al porrismo y después inició su destierro, de la mano con el entonces gobernador Tomás Yarrington, la sucesión rectoral ha ido en constante mejoría de su civilidad interna.

Titular tras titular, con la excepción de la renuncia de Jesús Lavín Santos del Prado, que entregó a regañadientes la estafeta a José María Gutiérrez Leal, la renovación de quien porta el bastón de mando en la UAT ha sido tersa y apegada a sus estatutos, pero sobre todo con total tranquilidad en su interior.

Hoy se hace evidente una nueva muestra de ese proceso, como dije, de madurez.

La definición de un candidato a Rector basada en méritos reales del mismo como mejor recomendación, confirma que los tiempos violentos siguen bajo siete llaves en el baúl del pasado.

Me agrada ver a mi universidad así: Aún en medio de tempestades de las que nadie parece que nos podemos librar, sigue avanzando. Bien por ella, bien por sus alumnos, bien por sus autoridades, bien por Tamaulipas…

MALA FORTUNA

No sé s es el destino, mala suerte o como decía mi añorada abuela, “cosa del demonio”.

Lo cierto es que nunca en la vida me ha tocado un premio en algún sorteo, en las pocas ocasiones que he comprado un billete de lotería o en alguna de esas rifas “entre amigos” en las que el ganador usualmente es un primo del que la organizó, que por coincidencia vive en Harlingen, Texas.

Ese mal fario me persigue, porque después del anuncio de que el 98 por ciento de las rutas de recolección de basura están garantizadas por el actual ayuntamiento en Victoria, resulta que la calle en que se ubica mi hogar ¡pertenece al 2 por ciento por donde no pasa el camión recolector!.

No es queja, pero después de 9 días de no recibir ese servicio, cualquier persona piensa mal…

ACIERTO ANTICIPADO

Aún no ocupa su oficina en el Congreso Local y el flamante diputado local electo Armando Zertuche adelanta un acierto en su quehacer como inminente líder de esa Cámara.

Ojalá sea cierta la especie, que se refiere de acuerdo a ameritados miembros del periodismo, a la elección del fronterizo Carlos Peña como titular del área de Comunicación Social en la siguiente legislatura, un profesional en ese segmento, conocedor de los entuertos políticos y con excelentes relaciones en todos los niveles de esa actividad. Un acierto sin duda, si se hace realidad ese nombramiento…

LA FRASE DEL DÍA

“No es tarea de la Universidad ofrecer lo que la sociedad le pide, sino lo que la sociedad necesita”…

Edsger Wybe

 

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