Tamaulipas vive una paradoja.
Tiene en su territorio la segunda ciudad –Tampico– considerada más segura del país. Y tiene también dos ciudades –Victoria y Reynosa– clasificadas entre las doce más violentas de México.
La ubicación del puerto, sólo detrás de Mérida, Yucatán, acaba de darla a conocer el Observatorio Ciudadano, en su informe relativo al segundo trimestre de este año. Para medir la importancia de esta medición, es inclusive menos peligroso que Guadalajara o la Ciudad de México.
¿Cómo es posible encontrar las dos puntas de la inseguridad en un mismo Estado?
La respuesta se desprende de una lección que muchos gobiernos federales no han entendido y siguen sin entender: Las posibilidades de resolver o por lo menos reducir los niveles delincuenciales en nuestra Entidad, están muy alejadas del Mando Unico policíaco impuesto en toda la República.
¿Por qué?
Porque Tamaulipas se mueve, respira, por zonas, que es una manera de llamar a sus principales municipios.
Todos lo sabemos en estos lares: Combatir la inseguridad en la frontera norte requiere de herramientas, recursos económicos y visiones diferentes a las que deben aplicarse en el sur y en el centro.
De hecho, si otro municipio intentara copiar la receta de Tampico, lo más probable es que fracasara. Lo que ha funcionado en Tampico, es casi una certeza, no tendrá los mismos resultados en la capital del Estado o en Reynosa y Nuevo Laredo, por citar sólo tres casos complicados.
Coexisten intereses diferentes, economías diferentes, grupos sociales diferentes, objetivos diferentes, Vamos, la gente, a pesar de que todos se proclaman tamaulipecos, es diferente.
Eso sigue sin verlo el gobierno federal, que al contrario de lo que ha hecho la actual administración estatal, que ha tenido el acierto de crear representaciones del Gobernador por zonas geográficas para atender las circunstancias locales, se ha empeñado en establecer un solo mando que ha demostrado ser tan inútil como costoso.
El sur, con Tampico como botón de muestra, es la prueba de que si existe el conocimiento pleno de las características de una región y se combina con eficiencia institucional, debe haber, tiene que darse, un saldo positivo en casa.
En ese sentido, debe valorarse el trabajo de la Mesa de Seguridad en Tampico. Queda claro que funciona, operando a través de la presión constante sobre las autoridades y agregando la presentación de soluciones domésticas, pensadas para el terruño y por lo tanto, adecuadas.
Más claro: Surgen allí y se aplican allí.
Bien por el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, que ha apoyado sin pausas a las mesas de seguridad y bien por los tampiqueños. Es una positiva mezcla de apoyo oficial y respuesta social que empieza a tener un deseable efecto.
Para decirlo en una frase: La solución está en hacer trajes a la medida, no en imponer un uniforme para todos.
Ojalá que otras zonas del Estado valoraran el ejemplo de Tampico y su área de influencia. No para aplicar sus fórmulas, porque como señalé antes, no funcionaría por las circunstancias tan ajenas de uno y otro municipio, sino para repetir el modelo de trabajo en común entre gobierno y sectores activos, que han demostrado que si hacen equipo, se puede avanzar en este espinoso tema.
Y las preguntas que surgen son naturales:
¿Lo entenderán en Victoria, en Reynosa y Nuevo Laredo?
¿Lo entenderá el representante del Gobierno del Estado en la zona norte, cuya labor prácticamente ha pasado de noche?
Ojalá sea así…
LA FRASE DEL DÍA
“La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser; el humor los consuela de lo que son…”
Winston Churchill
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