“Un juez es un estudiante de leyes que corrige sus propios exámenes”

Henry Louis Mencke

Si quienes la organizan no lo quieren admitir, allá ellos. La historia se encargará de recriminárselos, aunque para entonces el daño estará hecho.

Desde hace cinco décadas que empecé a votar, en pocos procesos electorales he advertido mayor desaseo, mayor desorganización y menos credibilidad, que en la cercana elección para reemplazar a quienes integran el Poder Judicial tanto federal como estatal.

En verdad lastima lo que está sucediendo en torno a lo que empezó como ocurrencia, continuó como revancha y parece que terminará como virtual tiro de gracia para la ley.

Sobre el tema no escribo presa de apasionamientos estériles o matices politicoides. Me ocupo hoy en este espacio de las dos cualidades angulares que en mi opinión deben regir el perfil de un juzgador: La certeza de sus conocimientos y la confianza en sus veredictos.

¿Cómo depositar esos dos atributos a ciegas sobre quienes aspiran a aplicar o a interpretar la ley, si con suerte los ciudadanos apenas conocen o conocerán al 5 por ciento de los candidatos?

Ni en los peores tiempos del priísmo se vivió un escenario electoral así. Quienes acudíamos a las urnas, mal que bien conocíamos a quien aparecía en las boletas y se elegía o se mandaba a la basura a una figura de carne y hueso, no a un candidato de internet que gracias a una plataforma digital, no a sus méritos profesionales, tendrán en su mayoría, como decía Andy Warhol, sus quince minutos de fama.

No se requieren dotes de pitoniso para asomarse al futuro inmediato de esta elección y por lo tanto me uno a la cauda de predicciones sobre qué sucederá en la jornada electoral el próximo 1 de junio.

Salvo si opera el acarreo con las antiguas pero muy productivas tácticas del PRI, el abstencionismo será el saldo de este proceso. Y desde hoy, se advierten atisbos de alarma.

Tanto el Instituto Nacional Electoral como su colega estatal, el IETAM, han prendido los focos amarillos que muy posiblemente se convertirán en rojos.

Los dos no han sido escuchados en sus constantes solicitudes, que en algunos casos casi son súplicas, de ampliar la base presupuestal para cumplir un proceso adecuado. La respuesta ha sido un corte en la yugular financiera: No hay dinero para atender todas sus necesidades.

En el mismo contexto, una de las tareas más complicados para los dos organismos ha sido el reclutar ciudadanos como funcionarios de casilla. El desinterés es casi brutal hasta ahora y todo indica que será lo mismo en las casillas.

La otra señal es la del Registro Federal de Electores, que en Tamaulipas se está quedando con las credenciales para votar tramitadas en este año, por lo que ha extendido sus horarios y días de atención a fin de facilitar a los interesados el acudir a recibirlas. A estas alturas, aú le quedan casi 15 mil micas durmiendo el sueño de los justos en los anaqueles del RFE.

Frente a todo esto quiero precisar algo importante, en forma de un buen deseo:

En verdad espero que con todas sus anomalías y ambiciones maquilladas, este proceso tenga una alta afluencia de votantes. No lo hago porque confío en los promotores del mismo o me convenzan los candidatos, de quienes apenas medio conozco a dos o tres, sino porque sería esperanzador ver que los ciudadanos utilizan su derecho a definir en lo que les toca, el destino del país, participando con su apoyo o rechazo según sea el caso,

Aunque posiblemente, sólo sea para ser testigos o víctimas de más desatinos de quienes lo gobiernan…

PREGUNTA EN EL AIRE

Me alarma lo anunciado por los mandos del IETAM: Buscarán que vote el 100 por ciento de los enlistados en el padrón electoral. ¿Buen deseo o fraude anticipado?…

X: @LABERINTOS_HOY