La naturaleza se ha visto sumamente afectada por todos lados, la pandemia es solo un reflejo del daño que como humanidad le hemos causado; eso, los temblores, frentes frios extremos, sequias y falta de agua son solo daños colaterales que ahora sufrimos y que estamos destinados a enfrentar.
Primero fueron los contagios por COVID19, a dos años de la llegada del virus apenas vemos la luz al final del tunel y en medio de ese intento por recuperarnos ahora el tema es la sequía, la falta de precipitaciones, que ha puesto en riesgo nuestros mantos acuíferos.
La inefectividad de las COMAPAS y la falta de agua para su consumo humano deja de ser un asunto de voluntad política para convertirse en un riesgo severo para la población y en Victoria la cosa no está tan lejana a lo que se vive en Nuevo León.
La incapacidad para reparar y detectar fugas de agua potable, la falta de continuidad de los proyectos y la irresponsabilidad de los gobiernos tienen ahora en la quiebra a la COMAPA y sin infraestructura para poder garantizar el abastecimiento de agua a la población porque aparte, el principal abastecedor de agua se está secando.
Cómo le dices a la gente que tiene años batallando con el agua, y a la que prometiste dotarles del vital líquido que ya no lo harás; cómo pedirle a la gente que adquiera tinacos para almacenar agua si ni siquiera tienen, no tienen agua constante en las llaves y tampoco tienen recursos económicos para adquirir esos tanques almacenadores que además escasean ante la alta demanda.
A eso súmele el derrame de hidrocarburo que ha puesto en riesgo la Presa Vicente Guerrero, principal abastecedor de agua potable para la población en Victoria y los incendios forestales que amenazan nuestro ambiente, como el recién detectado en la Biósfera del Cielo, reserva natural protegida, y que ha consumido ya más de 70 hectáreas.
SOS al de allá arriba.
Que Dios los bendiga, gracias
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