Ante la desgracias, nos hemos caracterizado en México como un pueblo solidario. Hemos visto en las noticias los desgarradores paisajes de destrucción y necesidades en el sureste mexicano, y para ello, se ha logrado establecer uan serie de puentes de socorro, con autoridades de todo nivel y la mejor y más importante que constituye la sociedad mexicana: los que tenemos sensibilidad ante los hechos y estamos tratando de colaborar.

Llama poderosamente la atención la Fundación Milenio, ya que tiene una difusión muy explícita de las necesidades de acopio, pero también tiene una cuenta donde la gente puede donar recursos, con la novedad de que, por cada peso depositado, ellos pondrán otro, es decir, se duplicará la ayuda.

Llama más la atención, porque hay cuentas oficiales para donaciones que no tienen el mismo eco, como sucede con la del Senado de la República, y de la cual la ciudadanía se ha expresado en los peores términos,  considerando que sus integrantes no tienen la honorabilidad y la probidad necesarias como para garantizar que nuestro recurso llegue a su destino.

Otras cuentas de dependencias oficiales “cojean” de lo mismo: la falta de confianza de la gente, y no podemos decir nada al respecto que pueda ayudar, porque la reputación de una persona, institución, gobierno o asociación se construye en base a sus acciones y a lo que representan.

Muchos nos quejamos de la existencia de un Senado que tiene sueldos insultantes para una sociedad como la nuestra, o que hoy en día tiene un presidente producto de amarres y negociaciones bastante oscuras, además de su reputación poco clara y positiva, porque la gente conoce la trayectoria del individuo en cuestión.

Como la del Senado, hay otras cuentas oficiales que no tienen eco, pero afortunadamente existen instancias para ayudar.

Sugerimos darnos un tiempo para comprar productos que se necesitan, aunque hemos visto en algunos casos la separación de cajas enteras de éstos para otros fines, pero bueno, tenemos que pensar positivamente y creer que todo llegará a Chiapas y Oaxaca, donde realmente se necesita apoyo, y cualquier cosa –una lata, una caja de alimento, un bote de leche- pueda ser útil para alguien.

Pero realmente, y volviendo al tema inicial, nos causa profunda tristeza el hecho de que no confiemos en nuestros representantes populares; hemos visto la forma en que se autorizan aumentos de salario, aguinaldos y primas, al igual que los elementos del Congreso de la Unión, cuando los demás mexicanos padecemos incrementos de 2 o 3 por ciento, en una acción totalmente inequitativa.

Y ahora que se requiere el apoyo de todos, vemos que la gente se expresa terriblemente mal de estas instancias oficiales.

Imagine el lector que estos individuos –diputados y senadores- donaran una quincena de su salario, que bien podrían hacerlo por los insultantes salarios que perciben… podría hacerse llegar una muy buena ayuda a nuestros compatriotas necesitados de mucho, pero mucho en todos sentidos.

Podrían las autoridades varias pedir a sus proveedores una donación directa a estos lugares, como material de construcción por parte de los contratistas beneficiados en cada obra, y algo más que nos permita garantizar una reconstrucción para esos sitios donde lo único que sigue en pie es la voluntad de nuestros hermanos.

Dejemos a un lado la desidia, y entonces unámonos en la recolección de alimentos e insumos. Mientras la autoridad determina los daños materiales, todos los afectados tienen que comer, y eso lo sabemos, por lo que es necesario hacerles llegar estos productos.

Ahí, hay que reconocer a la Secretaría de Marina su apoyo y acciones, al igual que el Ejército. Pero se necesita más, mucho más.

Así que, por favor, a colaborar, que no nos cuesta gran cosa y sí gana México mucho.

 

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