La crisis COVID-19 afecta al mundo provocando pérdidas de vidas y sufrimiento. Socavó la economía mundial, con caídas en actividad, empleo y consumo, y expuso debilidades de los sistemas de salud. La crisis expone consecuencias de inversión deficiente en determinantes sociales: pobreza, bajo nivel educativo y estilo de vida poco saludable.
La cobertura sanitaria universal de calidad es primordial. El alto nivel de pagos del hogar por bienes y servicios de salud impide buscar diagnóstico y tratamiento tempranos. COVID-19 amenaza personas con enfermedad crónica por riesgo de complicaciones graves y muerte y crea daños a la salud si renuncian a la atención habitual, por interrupción de los servicios, miedo a infecciones o sobrecarga del sistema. Una atención primaria de salud sólida mantiene la continuidad de la atención. Con 94% de las muertes causadas por COVID-19 en personas mayores de 60 años en países de ingresos altos, el sector del cuidado de la persona mayor es vulnerable, lo que exige esfuerzos para mejorar el control de las infecciones, apoyar y proteger a los trabajadores del cuidado y coordinar mejor los servicios atención social para ancianos frágiles.
Hay subinversión crónica en salud, escasez de 18 millones de profesionales de la salud en el mundo, en especial en países de ingreso mediano y bajo. Un rígido mercado laboral de la salud dificulta responder en crisis. La opción, crear un ejército de reserva de profesionales de la salud. En algunos países, estudiantes de medicina en su último año trabajaron, se aceleraron licencias y se proporcionó formación.
Se necesita sistema de datos sanitarios sólido. COVID- 19 exigió solución digital innovadora, aplicaciones de teléfonos para monitoreo, dispositivos robóticos e inteligencia artificial para rastrear el virus y predecir dónde aparecerá. Se facilitó acceso a telemedicina, aunque hay barreras; falta de datos en tiempo real, de registros clínicos interoperables, de capacidad de vinculación e intercambio de datos dentro de la salud y con otros sectores. Vacuna eficaz y vacunación exitosa de la población es la salida. COVID- 19 ofrece oportunidades para aprender sobre preparación y resiliencia del sistema de salud, enfoque en anticipar las respuestas, solidaridad dentro y entre los países, agilidad en la gestión de las respuestas. Es recordar la fragilidad de la salud de la población desfavorecida y marginada. Las desigualdades arraigadas pegan al estado de salud. Además de los impactos en la salud y destrucción de los sistemas de salud, las restricciones al movimiento de la población y cierres para combatir la pandemia generan consecuencias económicas y sociales a escala sin precedentes.
María, mexicana vive en el Bronx. Su compañero, Jorge, murió por COVID19. Ahora sin ingreso, busca dónde vivir con sus 3 hijos. Murió en casa con la familia, sin aislamiento. María sabe que tenía diabetes. Tenían ingresos para facturas básicas. María está sola. David es peluquero. Toma a diario un tren Leganés-Madrid. Vive en San Nicasio, zona de clase trabajadora pobre, con la mayor población envejecida de España, apartamentos pequeños, imposible el aislamiento. El padre de David no se sentía bien. Lo llevaron al hospital. Murió 3 días después. El desempleo aumenta; las pequeñas tiendas pierden clientes y muchas personas pierden sus trabajos.
Rubén vive en Iztapalapa, México, con 3 hijos, nuera y 5 nietos. Su casa carece de agua corriente por la noche. A las 3 de la mañana, camina 45 minutos con su puesto móvil para vender zumos de frutas. Su ingreso diario mantiene la familia. Va al mercado a comprar fruta, toma un autobús sucio y lleno. Piensa que el mercado central está contaminado, pero no se cerró por ser la fuente de alimentos. No tiene seguro médico y sabe que, como diabético, está en riesgo. ¿Alternativa? ir a trabajar todos los días: “Nos morimos de hambre o nos morimos de COVID”.
María, David y Rubén, representan a millones de personas que sufren los terribles resultados que COVID-19 y enfermedades complejas y cotidianas provocan en las personas en pobreza y privación social, mayores y con comorbilidades. Los tres viven en zonas urbanas pobladas, en vivienda precaria y viajan largas distancias en transporte abarrotado.