Son viejas historias. Durante muchos años he escuchado y leído que una de las causas de la corrupción en México es el bajo sueldo de los funcionarios públicos, sin importar su nivel. Los argumentos manejados para explicar eso van por este estilo:
Si un policía es tachado de corrupto, es porque gana muy poco y tiene que buscar una “ayuda”.
Si un fiscal arregla un expediente es porque le ofrecieron lo que no le da su salario para mantener a su familia.
Si un agente de tránsito “muerde” es porque sus ingresos oficiales están por los suelos y apenas le alcanzan para mal comer.
Si un burócrata de mostrador pide un apoyo para agilizar un trámite es porque en la nómina lo que percibe es para llorar.
Y aplicando la lógica, si un juez da fallos torcidos debe ser también por la misma razón. No hay vuelta de hoja.
Hoy que el país vive un enfrentamiento feroz por los salarios de los servidores públicos y especialmente por los que devengan los magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, valdría la pena girar la vista hacia atrás y recordar que esa falta de pago digno es una de las cabezas más grandes de la Hidra de la corrupción.
“Si se le pagara bien a un policía no esquilmaría a los borrachos; si se le pagara bien a un burócrata de bajo nivel cumpliría su tarea sin moches; si un juez ganara bien, no cedería a la tentación de tomar dinero a cambio de resoluciones a modo”, han sido frases recurrentes en el terreno público mexicano.
Y resulta que ahora “ganar bien”, para decirlo de manera coloquial, es casi un delito. ¿Quién entiende este galimatías?
Sin duda en el sector público hay sueldos que rayan en la obsceno por lo desproporcionado en comparación con lo que perciben millones de trabajadores. Habría que analizar hasta dónde podrían reducirse, pero si se toman en cuenta el tamaño de los sobornos que en esos niveles suelen ofrecer los altos criminales, esas cifras que nos parecen exorbitantes apenas son suficientes para no engancharse en ese anzuelo.
Muy bien, bájenles el salario a los magistrados. Ganan mucho.
Bájenles también el sueldo a los Secretarios, Subsecretarios y a los directores generales. También dicen que ganan mucho.
Pero ojalá que nadie se llame sorprendido porque la corrupción no ceda. Y no nos espantemos, este es el mundo real…

DOS LECTURAS
Interesante balance, sin duda.
A pesar de su distancia geográfica, el dictamen del Tribunal Federal Electoral sobre la validación de la elección de Gobernador en Puebla, deja dos lecturas importantes en la apreciación personal de su servidor.
La primera es que el Presidente aún sigue considerándose el dirigente de su partido, Movimiento de Regeneración Nacional, por lo cual deslegitima y hasta sataniza a otro Poder de la República -el Judicial- por no emitir un dictamen que le agrade, con lo cual parece olvidar que los panistas que votaron por su candidata en Puebla también son mexicanos y son tan respetables como los que depositaron su confianza en él. Y también necesitan de su apoyo.
La segunda es que ese fallo representa un giro saludable para México. Lo es porque significa que la palabra del Presidente no es la de Dios y que el estado de derecho es, como él mismo lo ha sostenido, la base de nuestra sociedad.
Me felicito como mexicano por contar con jueces que por sus convicciones jurídicas hacen lo que consideran correcto y no lo que haga sonreír al titular del Poder Ejecutivo.
Por donde lo vea, es un tonificante contrapeso, tan necesario para equilibrar el avasallamiento que afecta a todo el país…

LA FRASE DEL DÍA
“El socialismo no procede del pueblo. Es una doctrina de intelectuales que tuvieron la arrogancia de creer que podían planificar mejor la vida de todos…”
Margaret Tatcher

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